El escritor y periodista Jan Neruda afirma en su jocosa crónica "El
café y el té", escrita en 1874: "Nosotros tomamos el café de día
y de noche. Por la mañana para espabilarse y por la noche para dormirse, en
las horas matinales para llenarse el estómago y al mediodía para mejorar la
digestión. Aquí en Bohemia, donde todavía se bebe poco té, el café es para
nosotros, entre las bebidas, lo que son las patatas y el pan entre los
alimentos".
En el siglo XIX los cafés de Praga no tenían nada que envidiar a los
de Viena, frecuentados por la alta sociedad, con la gran diferencia de
que en la capital de Bohemia los asiduos de los cafés eran realmente los
intelectuales, artistas, literatos, músicos y hasta científicos como el
mismísimo Albert Einstein. De facto, fue en el ya desaparecido Café Unión
donde un grupo de poetas y pintores, entre los que se encontraban Karel
Capek, Jaroslav Seifert, Nezval y Teige, fundaron en 1920 el movimiento del Devetsil, un Despertar que a principios del siglo XX convertiría a estos cafés literarios en la segunda casa de la bohemia artística.
Hace unos trescientos años más o menos cuando el armenio Georgius Deodatus Damascenus, alias El árabe, se convirtió en el primer vendedor de café de Praga, por lo que este año de 2014, es el aniversario del primer café en la capital checa.. concretamente en el extremo de Malá
Strana del Puente Carlos se instaló el primer café de la ciudad. En un primer momento el hombre andaba por Praga vestido con un caftán oriental, con un pantalón tipo
bombacho y los zapatos de punteras levantadas, ofreciendo café en la misma
calle: rápidamente, la gente de Praga lo llamó “el árabe”, y así aquel
pionero fue conocido por toda la ciudad. Según el grabado de la época, llevaba colocada, encima del turbante, una bandeja especial y sobre ella una
jarra con café. Calentaba la bebida sobre una sartén al carbón. Tuvo bastante éxito porque gracias a lo que fue ganando pudo abrir con el tiempo, la primera auténtica cafetería de la ciudad, se
estableció en la casa U Zlatého Hada (Casa de la Serpiente de Oro), situada en la Vía Real de Karlova, donde ofreció tazas de café hasta su muerte, en 1730.
Actualmente aún se puede saborear una taza de café
(aunque ahora de la marca italiana Illy) en el mismo lugar.
En Praga aún quedan cafés del siglo XIX y principios del XX, que se
hicieron famosos por las tertulias que en ellos mantenían artistas y
escritores; muchos, como el Café Imperial o el Café Slavia, se
construyeron en tiempos en los que dominaba el estilo modernista.
Uno de los más bellos está en la Casa Municipal, (Obecní Dum) y al que podríamos considerar el café modernista de Alfons Mucha, está cerca de la plaza Námìstí Republiky.
Construido entre 1905 y 1912, el emblemático edificio es un símbolo de la madurez de la sociedad civil checa, privada de gobierno propio pero ansiosa de poseerlo, como muestra el mosaico de la fachada principal, titulado Homenaje a Praga. Inaugurado en 1912 y situado dentro del edificio multifuncional que se halla en la Plaza de la República, junto a la Torre de la Pólvora,
está decorado en estilo modernista, con grandes ventanales que dejan
pasar la luz natural, techos altos, espejos y preciosas lámparas que le
proporcionan un empaque imponente. A ello hay que añadir la aportación
de un artista plástico tan original y personal como el célebre Alfons
Mucha, cuyos diseños de musas eslavas ya están implícitos en la portada
de la carta del menú con un hermoso retrato femenino portando una cesta
de frutas entre sus brazos, en la que resaltan las peras y las uvas
rojas tintas.La Casa Municipal fue concebida como un centro multifuncional destinado a albergar todo tipo de actividades culturales,
desde conciertos en la llamada Sala Smetana a exposiciones o
conferencias. En el ámbito de la restauración, el café –de refinado
estilo art nouveau– resulta un lugar inmejorable para sumergirse
plenamente en la atmósfera de aquella época de principios del siglo XX.
Su decoración es similar a la del aledaño Restaurante Francés, en el que
se rodaron secuencias de la película Yo serví al Rey de Inglaterra, basada en la novela de título homónimo del escritor checo Bohumil Hrabal.
Otro local muy interesante para visitar es el Café Orient. Fundado en 1912, el Orient es el único café de estilo cubista en el mundo,
ubicado en la Casa de la Virgen Negra (1911-1912), el primer edificio
cubista de Praga, que alberga el Museo del Cubismo. Esta construcción es
del arquitecto Josef Gocár (el mismo que levantó el banco CSOB, en el
número 24 de Na Poricí) cuando apenas tenía 31 años, y se considera el mejor ejemplo de la corriente
que llevó el ideario cubista de geometrización de la forma a la
arquitectura. De hecho, la Casa de la Madonna Negra (Ovocny trh, 19) es
hoy un modelo de integración de la arquitectura de vanguardia en el
centro de la ciudad. Este Café permaneció abierto durante apenas 10 años más o menos, pues cerró en la década de los años 20, justo cuando el cubismo pasó de moda. Después de unos 80 años, el café está de nuevo en marcha.
El arquitecto Josef Gocár también diseñó todo
el equipamiento del espacio del Grand Café Orient, incluida la barra
bufé cubista y las lámparas. Tras una importante renovación, hoy día
está decorado igualmente con fotografías en blanco y negro. Su
singularidad no consiste solo en su fachada sino también en la entrada
con su característica escalera de caracol. La
cafetería se reinauguró en 2005 después de haber sido sometida a una extensa
rehabilitación, durante la cual los restauradores pudieron aprovechar
solamente fotos en blanco y negro que les sirvieron de único soporte de
ayuda y según las cuales confeccionaron todo el mobiliario y lámparas de
latón. y su especialidad es el Grand Café Orient
(80 coronas checas), que consiste en un expreso, con ron
Bacardí, licor Kahlúa y nata montada, así como la
tarta conocida como corona de crema (110 coronas checas), que curiosamente es cuadrada, pese a su nombre "corona". Un consejo tienen una mini terraza en el primer piso muy cuca cuando le da el solecito. Quienes visiten el lugar no deberían perderse el strudel de
manzana casero con helado de caramelo caliente, los cócteles de leche y
los delicioso capuccinos.
El Café Slavia es el más antiguo que sigue abierto hoy en día, situado en la esquina de la calle Národní y el muelle Smetana, abrió sus
puertas en 1881, dos años antes que el emblemático Teatro Nacional, que
se halla a su lado. Con más de 130 años de historia, continúa
siendo uno de los más populares por su bonita decoración art decó y sus
vistas panorámicas al Castillo de Praga. No en vano, este emblemático
café se convirtió en el tradicional lugar de encuentro de literatos como Franz Kafka, Rainer María Rilke y Jaroslav Seifert (poeta
que fue galardonado con el Nobel de Literatura en 1974), y de los
grandes compositores nacionales Antonín Dvorák y Bedrich Smetana. En
honor a este último, el maestro Moravec interpreta al piano una versión
de la célebre Moldava, que el músico de Litomysl compuso inspirándose en
el curso del río que surca la capital checa.
Frecuentado asimismo por los actores del Teatro Nacional, en la pared del fondo cuelga el cuadro original de El bebedor de absenta (1901), obra del pintor checo Viktor Oliva (el Café Slavia era su favorito), en el que la fantasmagórica imagen femenina del "hada verde",
difuminada y de espaldas, representa al apodo metafórico de la absenta.
El colorido de la pintura, realzado al atardecer por la luz natural que
penetra por los grandes ventanales con vistas al Moldava, queda
tamizado por la noche con la iluminación en tonos verdes del propio
café, de esta manera le rinden homenaje a la absenta.
Precisamente el café con absenta
(licor de hierbas, ajenjo principalmente, con un altísimo contenido
alcohólico que ronda los 72 grados y ligero sabor anisado) es una de las
especialidades de este histórico establecimiento, que ofrece 45 tipos de cafés y doscientas variedades de pasteles y tartas. A propósito de la absenta, este licor contiene una pequeña dosis de la droga thujon, que sería la causante del dopaje
y las alucinaciones de pintores como Van Gogh y Gauguin, y del propio
Kafka, (vaya! la absenta podría haber sido la inspiradora de su famosa novela La metamorfosis). Aunque con la cantidad de absenta que pueda haber en el café (0,2 centilitros) no creo que pueda influir mucho.
En el Slavia, además del café es tradición saborear crêpes
dulces y saladas, chocolate caliente o una taza de grog (reconfortante
bebida a base de agua caliente azucarada, licor y limón).
Fundado en 1902 y situado en la segunda planta de un inmueble art nouveau, el Café Louvre también es de estilo modernista y pertenece al legado de la Primera República.
Además de Kafka y de Rilke, entre sus ilustres visitantes se encontraba
el científico Albert Einstein (Premio Nobel en el año 1922), el célebre
físico que desarrolló la Teoría de la Relatividad, durante la estancia de su cátedra en Praga. (En 1911-1912 trabajó en la Universidad Alemana de Praga). Solía sentarse en el Café Louvre George Pick and Vladimir Heinrich, un profesor de astronomía en la
Universidad Checa. Desde el comienzo del siglo XIX, las damas de clase alta comenzaron a
visitar el Café , y poco a poco , lo utilizaron como el bastión de apoyo para la
emancipación femenina.
En 1948 la fuerza del golpe de estado comunista interrumpió la vida del café, y más cuando todos los aparatos de la cafetería fueron lanzados por las ventanas a la calle, concretamente en la Avenida Narodni. En 1992 se reconstruyó totalmente, pues quedó totalmente devastado. Oskar Kraus , un erudito conocido por su rechazo de la teoría de la relatividad también era cliente asiduo, hasta que fue enviado a un campo de concentración por los nazis cuando invadieron el país. También acudía el dramaturgo Karel Capek (1890-1938), quien acuñó el concepto y la propia palabra de robot en su primera obra de teatro R.U.R. (iniciales de Robots Universales Rossum) en 1920, y que fuera candidato a obtener el Premio Nobel de Literatura. Franz Kafka, también se pasaba por este local .
El 15 de febrero de 1925, treinta y ocho escritores se reunieron en el Café Louvre en una Asamblea General constituyente de la checoslovaca Centro PEN Club. Karel Čapek se convirtió en su primer presidente , y el presidente de la República, TG Masaryk , fue un invitado de honor a la primera cena PEN Club, actualmente Vaclav Havel es presidente honorario.
En 1948 la fuerza del golpe de estado comunista interrumpió la vida del café, y más cuando todos los aparatos de la cafetería fueron lanzados por las ventanas a la calle, concretamente en la Avenida Narodni. En 1992 se reconstruyó totalmente, pues quedó totalmente devastado. Oskar Kraus , un erudito conocido por su rechazo de la teoría de la relatividad también era cliente asiduo, hasta que fue enviado a un campo de concentración por los nazis cuando invadieron el país. También acudía el dramaturgo Karel Capek (1890-1938), quien acuñó el concepto y la propia palabra de robot en su primera obra de teatro R.U.R. (iniciales de Robots Universales Rossum) en 1920, y que fuera candidato a obtener el Premio Nobel de Literatura. Franz Kafka, también se pasaba por este local .
El 15 de febrero de 1925, treinta y ocho escritores se reunieron en el Café Louvre en una Asamblea General constituyente de la checoslovaca Centro PEN Club. Karel Čapek se convirtió en su primer presidente , y el presidente de la República, TG Masaryk , fue un invitado de honor a la primera cena PEN Club, actualmente Vaclav Havel es presidente honorario.
Durante la época
comunista, sus instalaciones acogieron las oficinas de la empresa
pública de gas. Como curiosidad, a su entrada hay un gran panel con un plano de Praga en el que están localizados todos los antiguos cafés de la ciudad (hasta 160, diez veces más de los que actualmente quedan), de forma que
se pueden marcar y escuchar su historia a través del auricular de un
teléfono de época. Una vez pasas el umbral, los techos altos, las arañas,
los estucos y los periódicos nos transportan a la edad de oro de los
cafés literarios, cuando constituían el epicentro intelectual y el punto
de reunión de la bohemia artística. En el café se
respira hasta hoy un ambiente de tiempos pasados: se ofrecen periódicos
para leer, juegos de sociedad para entretenerse y asimismo una sala de
billar de estilo modernista.
Aquí lo mejor es probar el Grand Cappuccino Louvre (45-55 coronas checas) junto a una porción de la tarta Louvre,
especialidad de la casa consistente en una tarta de requesón con
melocotón. A este amplio y luminoso café, que cuenta con mesas de billar
para que los que no sean tan tertulianos puedan jugar una partida. Posteriormente el Café amplió sus instalaciones con una bodega que parece un laberinto, actualmente también hay un club de jazz. Esta bodega a la que bautizaron como "The Catacombs" empezó a funcionar en enero de 1915.
El Café Savoy se convierte al mediodía en un punto de encuentro de hombres de negocios,
como el conocido banquero checo Petr Kellner, considerado el hombre más
rico del país. Por la tarde y ya entrada la noche, el público del local
cambia considerablemente y es entonces cuando se da cita la gente guapa
y jóvenes a bordo de lujosos automóviles que aparcan junto a su
renovada fachada.
Su especialidad es la tarta Savoy (105 coronas cada porción), elaborada con crema de chocolate y mermelada de grosella recubierta con mazapán, y el Cafè au lait Savoy, un café con leche, canela y chocolate (75 coronas).
Fundado en 1914, el Café Imperial abrió sus puertas hace cien años,
cuando el imperio austro-húngaro iba a desmoronarse a raíz de la
Primera Guerra Mundial (1914-1918). De estilo art decó y con elementos
cubistas, tras la amplia reconstrucción a la que fue sometido el Hotel
Imperial, el café fue reabierto en 2007 mostrando de nuevo sus bellas columnas de inspiración persa
y sus singulares paredes con motivos árabes de plantas y animales, que
ya causaron furor allá por 1914.
No hay que salir del café sin hacer una visita a sus aseos para
comprobar la original grifería de sus lavabos, en forma de cisnes
dorados.
Este café se hizo famoso durante la época comunista porque en él se libraban las batallas de los bollos. Y es que los dulces que no se vendían se podían comprar el mismo día por la tarde para que los clientes que quisieran participar en estas contiendas se los pudieran tirar entre ellos…
El plato de los bollos para tirar se vendía solo a las personas que estuvieran sobrias y mayores de 21 años, la batalla se anunciaba de manera visible
en la barra del local. La lástima es que esta tradición fue abolida por el nuevo
propietario hace unos años. Ahora bien, si entras y no ves los
platos de bollos en la barra, más vale preguntar o bien abandonar rápidamente el
establecimiento a no ser que se quiera participar en la guerra de bollos… En cuanto a su oferta, destacan sus famosos
"bollos" rellenos de mermelada y su chocolate imperial, con pan de
jengibre rallado y nata montada.
Por cierto,
solo añadir que todos estos cafés centenarios tienen espacios para
fumadores, pues el consumo de tabaco aún es libre en Praga, quizá como
reminiscencia por los años vividos sin libertad durante el período
comunista.
En resumen para hacer la ruta de estos cafés históricos sería la siguiente: esta
ruta, que comenzaría en el emblemático café de la Casa Municipal y
terminaría en el goloso Café Savoy –todos ubicados en el Distrito 1 de
la Ciudad Vieja, salvo el Café Savoy, que está en el Distrito 5 de Malá
Strana–, se podría seguir por este orden:
Casa Municipal. Námestí Republiky, 5
Grand Café Orient. Casa de la Virgen Negra. Ovocný trh, 19.
Louvre. Národní, 22. Tlf. +420 224 930 949.
En Praga hay más cafés interesantes, y de entre ellos quiero destacar dos, como son Al Cafetero, y el Siddharta Café.
En Al Cafetero el café se prepara en cafeteras de vacío de cristal, para que la bebida esté
libre de impurezas y potencie sus aromas y sabores naturales. Sus cafés
orgánicos bio recién tostados proceden de microplantaciones del mundo entero, es una cafetería destinada a los no fumadore, está sobre la
calle Blanicka, y es el primero en la República Checa que empezó a preparar
café de un modo singular utilizando el llamado “vacuum pot” (o sifón),
un método tradicional en Japón que ya tiene dos siglos de
historia. El café abrió hace tres años y tiene
un credo muy especial: ofrece diez variedades de granos diferentes, y
promueve el consumo del café sin azúcar ni leche, que según el
dueño "destruyen el auténtico sabor del café". Entre otras delicias, se
puede probar el café más caro del mundo, el kopi luwak, que procede de
Indonesia.
En el Siddharta Café del exótico Buddha-Bar Hotelde la calle Jakubska (es una
excelente variación al estilo del conocido Budha Bar) es un espacio para la interrelación cultural. El espacio
interior presenta una unión armónica de la decoración original de la
casa, motivos orientales y el diseño moderno inspirado en una original
reinterpretación del pop-art.
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