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jueves, 22 de mayo de 2014

La costa Amalfitana II: de Positano a...la Grotta dello Smeraldo.





La red local de autobuses SITA viaja por toda la costa de Amalfi, suele hacer el trayecto desde Amalfi hacia Sorrento a través de Positano y Praiano y en adelante a Furore, Conca y su Gruta Esmeralda.

Positano es uno de los enclaves más característicos de la Costa Amalfitana y de toda la península de Sorrento (Italia). La estrecha carretera por la que se accede a este pueblo (así como al resto de la costa), está colgada en el acantilado y contribuye en gran manera al encanto de este lugar. Su ubicación, entre acantilados y la montaña, ha hecho que no hayan calles más bien convencionales, sino estrechas callejas, en algunos casos formadas por pequeñas escaleras. Podemos empezar la visita por la zona de Fornillo, una de las caras del pueblo, que se asoma a los altos acantilados que forman su costa.

Desde aquí se ven las 3 islas que conforman el archipiélago llamado “Li Galli” o “Sirenuse” ya que aún se cree que allí viven sirenas. Un acantilado divide la ciudad en dos mitades. Al oeste se encuentra Spiaggia del Fornillo, el área asequible de la ciudad; y al este se encuentra la Spiaggia Grande y el centro de Positano… La zona más cara.

Cuidado porque debemos tener en cuenta que Positano tiene los precios más altos de la costa. Para conocer Positano hay que estar un poco en forma si queremos bajar los 400 escalones que nos llevan a la playa de Fornillo. El camino se hace más llevadero cuando pasas por la casas de estuco blanco, cada una con su pequeña terraza y llenas de buganvillas. Un secreto local, caminar hasta el final de la playa, pasar por una abertura de la piedra en el acantilado para descubrir una pequeña rada donde estaremos más tranquilos.




Según la leyenda Positano debe su nombre a una nave que transportaba un cuadro de Santa María Asunta, remitido a aquellas tierras; en el aire no había vientos y los monjes que estaban a bordo de la embarcación, oyeron que del cuadro venían las palabras: Possa...Possa que significaba “deténganse ahí”. De esta manera, se detuvieron sobre aquella costa y llevaron el cuadro hasta el lugar que ahora ocupa la Iglesia parroquial del pueblo.

Durante la mañana, el cuadro no estaba en el lugar en donde lo habían colocado, pero milagrosamente, había regresado a la orilla del mar, donde después los monjes benedictinos hicieron erigir una iglesia dedicada a la virgen.

Sin la bahía de Positano tendríamos menos paisajes marinos de Turner . Aquí fue donde Tennessee Williams escribió La gata sobre el tejado de zinc, después de escuchar la historia de una familia local un tanto disfuncional. Gore Vidal comentó en una entrevista que la majestuosidad de las vistas desde su casa en Ravello lo impulsó a escribir Lincoln. Está claro que sin las maravillosas puestas de sol con un mar de color amatista, un compositor local llamado Eduardo di Capua nunca habría compuesto "O sole mío".

El pueblo empezó a ser famoso en los años 50 del siglo XX, gracias a que John Steinbeck contribuyó a dar a conocer el atractivo del pueblo con su artículo de Mayo de 1953 en el Harper's Bazaar: "Positano bites deep, it is a dream place that isn’t quite real when you are there and becomes beckoningly real after you have gone." ("Positano te marca. Es un lugar de ensueño que no parece real mientras se está allí, pero que se hace real en la nostalgia cuando te has ido"). Su suave clima unido a un entorno bellísimo hizo propicia la llegada de turistas adinerados de toda Europa y Estados Unidos.

Un buen hotel para deleitarnos como los grandes artistas norteamericanos de los cincuenta sería el Hotel Palazzo Murat . En 1808 cuando el rey de Nápoles, Joachim Murat, se enamoró de Positano y decidió construir este encantador palacio que ahora ha sido convertido en un hotel. Gioacchino Murat, que estaba casado con la hermana de Napoleón, Carolina Bonaparte, quedó tan encantado por este lugar que decidió convertirlo en su residencia de verano en la que pudo cumplir con todos sus amigos, familiares y amantes secretos. Las habitaciones más económicas sobre unos 300 euros en temporada baja.


En la colina de Positano, concretamente en la Vía Montepertusso está el restaurante familiar Da Constantino, con una comida magnífica y bien de precio a la que acompañan unas vistas espléndidas. Si lo que queréis es andar entre los campos y terrazas de cultivo el lugar indicado es Nocelle, a muy corta distancia de Positano y ubicado en el medio de las montañas, también es un muy buen lugar para visitar mientras se esté en el área. Eso si, ¿estáis dispuestos a subir unos 1700 escalones?.

Es un lugar muy tranquilo donde el tiempo parece haberse detenido. Puede llegarse allí en coche o siguiendo el Sentieri degli Dei. Este camino (cuya traducción es "Camina con los dioses”) conecta Positano con Praiano. Unas rayas rojas y blancas señalan la ruta que serpentea por todo un paisaje inexplorado con fascinantes puntos desde donde observarlo todo y hacer buenas fotos.



Seguimos camino hasta Praiano, éste es un pueblo pesquero, aunque también es un gran productor de seda, con casas blancas y sin un centro muy importante, con vistas a la vegetación del Monte Sant'Angelo. Este era el lugar de residencia escogido por los Duques de Amalfi para pasar el verano. En la Vía Gennaro Caprigliones, 24 tenemos Il Gusto della Costa, donde sirven un café oscuro con ralladura de limón, para hacerlo se infusiona la cascara del limón en alcohol unos 3 o 4 días y se le añade un jarabe de agua fría y azúcar.

La gran atracción de Praiano es su pequeña playa en Marina di Praia. Es mejor acceder a ella andando, porque el lugar para dejar el coche siempre está lleno y además el parquing suele ser caro. es por ello que mejor dejéis el coche en el pueblo y descender por unas escaleras y cuesta de cemento que baja hasta la playa, bordeando todo el acantilado. Hay un desnivel muy pronunciado pero las vistas son espectaculares, se pasa por un antiguo torreón vigía, y luego empieza la zona de chiringuitos y pequeñas casas y casetas construidas literalmente bajo las rocas del acantilado.

Desde allí, el tramo final del camino de cemento, en todo momento dotado de barandilla, serpentea unos salientes hasta dar con la ansiada cala. Sí, por el lado de la carretera de la costa puede que sea menos costoso acceder, pero caminar por esa carretera tan estrecha sabiendo a qué velocidades conduce la gente por estos lares, un poco peligroso. Un camino empinado desciende el acantilado donde un especie de arroyo conduce a una playa y sus fabulosas aguas. También hay más playa cerca de las rocas. Las antiguas casas de los pescadores han sido remodeladas y hoy son bares y restaurantes donde se sirven los pescados que traen los pescadores.



Siguiendo la ruta llegamos a Conca dei Marini, otro pueblecito encantador, pero que os parecería visitar la Gruta de la Esmeralda (La Grotta dello Smeraldo), hay excursiones diarias en barco de una hora de duración para visitarla. También se puede llegar a la gruta a través de la red local de autobuses SITA que se detiene por encima del acantilado donde la gruta se encuentra, en Conca. La "cueva Esmeralda" llamada así por el turquesa de sus aguas, fue descubierta en 1932 por un pescador local, que etaba intrigado por dos extraños agujeros que había en la roca, y hasta su muerte el hombre llevaba con orgullo una banda en la que se podía leer: " Descubridor de la Gruta Esmeralda".



A la gruta se puede bajar en ascensor, (eso no se si es bueno o malo, pues si está muy concurrida tal vez pierde todo su encanto...) para visitarla te subes en unas barquitas a motor y te vas paseando por la gruta, toda una experiencia, sobre todo si no hay mucha gente en la visita. En esta zona, se encuentra la villa que Carlo Ponti le regaló a Sofía Loren como regalo de pedida de mano, la gran Sofía no se conforma con poco, no. Se ve desde la playa de Conca dei Marini, hay que mirar en dirección al mar, está en una pequeña península a nuestra izquierda.








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