Trzesniewski, En 1902 , un cocinero polaco llamado Franciszek Trzesniewski abrió este buffet de comida rápida en Tiefer Graben en el primer distrito , pero pronto se trasladó a la Dorotheergasse.
Son sándwiches de sólo una cara, con una gran variedad de panes locales Bauernbrot, el pan del agricultor. Por aquel entonces , Polonia era parte del Imperio Austro -Húngaro , así Viena era literalmente una encrucijada de culturas, un verdadero punto de encuentro de todos los dominios del imperio. El lema del restaurante es "Die guten unaussprechlich Brötchen ", que se traduce literalmente como los buenos sandwiches inpronunciables", un guiño definitivo al nombre polaco tan difícil de pronunciar del fundador. Poco después, se le ocurrió la idea de cortar los sándwiches en pequeñas porciones para que todo el mundo pudiera permitirselos. Después de su muerte en 1939 , su hija María se hizo cargo. Trzesniewski
Sissi nació en la ciudad de Múnich, Baviera. Su padre, Maximiliano de
Baviera, era duque en Baviera, su madre, Ludovica de Baviera, era
sin embargo hija del rey Maximiliano I de Baviera y, por tanto, Princesa
Real de Baviera.
Con 16 años, Isabel acompañó a su madre y a su hermana mayor, Elena de Baviera, en un viaje a la residencia de verano de la Familia Real de Austria, situada en Bad Ischl, donde esperaba la archiduquesa Sofía de Baviera, hermana de Ludovica, junto a su hijo, el emperador de Austria, Francisco José I. El encuentro estaba preparado para que el Emperador se fijase en Elena y la tomase como prometida. Sin embargo, Francisco José, de 23 años, se sintió inmediatamente atraído por Sissi, trastocando los planes que madre y tía tenían para ellos.
El 24 de abril de 1854 en la Iglesia de los Agustinos de Viena, se casa con su primo, Francisco José. La adaptación a la rígida corte imperial fue muy dura, y nunca acabó de hacerlo. Tuvo cuatro hijos, Sofía, Gisela, Rodolfo y María Valeria.
En una visita a Hungría en 1857, Sissi se empeñó en llevar consigo a sus hijas Sofía y Gisela, a pesar de la rotunda negativa de su suegra, la archiduquesa Sofía. Durante el viaje, las niñas enfermaron gravemente. Mientras que la pequeña Gisela se recupero rápidamente, su hermana no tuvo la misma suerte y pereció. Su muerte, sumió a Sissi en una profunda depresión que marcaría su carácter para el resto de su vida.
Tras el nacimiento del príncipe Rodolfo, la relación entre Sissi y Francisco José comenzó a enfriarse. De la frialdad se paso a la bronca diaria. El emperador y la emperatriz se gritaban en un tono muy alto y las peleas llegaban a escucharse por todo el palacio.
Dotada de una gran belleza física, Sissi se caracterizó por ser una persona rebelde, culta y demasiado avanzada para su tiempo. Cuidaba su figura de una forma maniática y obsesiva hasta el punto de hacerse instalar unas anillas en todas las habitaciones en las que vivía cuando estaba de viaje para poder practicar deporte sin ser vista. Su alimentación era muy estricta, pues se alimentaba sólo a base de verduras, pescado hervido y frutas. Paseaba a diario durante ocho horas, sus pobres damas de compañía acababan extenuadas por la dieta y el ejercicio.
Detestaba el ridículo protocolo de la corte imperial de Viena, de la que procuró permanecer alejada durante el mayor tiempo posible y hacia la que desarrolló una auténtica fobia que le provocaba trastornos psicosomáticos como cefaleas, náuseas y depresión nerviosa, es por ello que siempre estaba viajando, aunque nunca estaba más de dos semanas en un mismo sitio. La emperatriz se mantuvo, siempre que pudo, alejada de la vida pública.
En 1889, la vida de la Emperatriz cambiaría radicalmente a causa del suicidio de su único hijo. El príncipe Rodolfo, de 30 años, que padecía de ciertos trastornos psicológicos causados en parte por la estricta educación militar a la que fue sometido en su infancia (este episodio es conocido como la tragedia de Mayerling). Tras la muerte de su hijo, la emperatriz abandonó Viena y adoptó el negro como único color para su vestimenta
El Palacio Hoffburg ha sido durante siglos el lugar de residencia de los Habsburgo; Se trata de un impresionante conjunto de edificios en el centro de la ciudad. El castillo medieval, antaño hogar de los emperadores, fue ampliándose y ámpliandose durante 600 años hasta 1918: a medida que el poder de los Habsburgo aumentaba, los sucesivos emperadores construían más edificios a los ya edificados.
A los amantes de Sissí, la legendaria emperatriz Elisabeth, les recomendamos comprar el “Sissi Ticket”. Esta entrada incluye la visita al Palacio de Schönbrunn y del Hofburg; también permite visitar la exposición permanente “Sisí en la película – muebles de una empartriz” en el Hofmobiliendepot (Museo del mueble). Un consejo comprar las entradas desde Internet, así se evitan largas colas en la taquillas.
Con sus alrededor de 2.600 dependencias repartidas en 18 alas, este conjunto arquitectónico abarca los diferentes estilos, desde el gótico hasta el historicismo. En 1992 el Palacio Hofburg fue dañado por un incendio pero, por suerte, sólo se vieron afectadas algunas salas, las cuales fueron restauradas en parte según el estilo original y en parte siguiendo los cánones contemporáneos.
Si queremos visitar el Palacio Hofburg, podemos empezar entrando por
la puerta de San Miguel, situada en la plaza del mismo nombre; la
entrada está decorada con una fuente a cada lado, con columnas y
cúpulas, y bajo un zócalo decorado con un grupo escultórico que
representa Los trabajos de Hércules. Al pasar bajo esta puerta
nos encontramos bajo la gran cúpula de San Miguel; bajo ella se
encuentra el acceso al Museo de la Mesa y de la Platería de la Corte, a
los Apartamentos Imperiales, al Museo de Sisí .
Una vez salimos de debajo de la cúpula, nos encontramos en el patio rectangular In der Burg ("en
el Castillo"), presidido por el monumento en bronce de Francisco José I
(1846) y flanqueado por edificios renacentistas y barrocos. En el lado
opuesto a la entrada por la cual hemos llegado, se encuentra el ala
Leopoldina (1547-1552, aunque varias veces reformada), cuyas salas están
decoradas al estilo de la época de María Teresa (1750); aquí es donde
se encuentra actualmente la residencia oficial del Presidente de la
República. El ala que queda a espaldas del monumento a Francisco José es
el Castillo de Amalia, esposa de José I, construido a finales del s.
XVI; en el s. XVIII se añadió la Torre del Reloj con el reloj
astronómico. El ala a continuación, frente a la Leopoldina, es la de la
Cancillería Imperial, realizada en el s. XVIII en estilo barroco tardío.
A nuestra izquierda se encuentra la última ala, precedida por el
antiguo foso, la cual forma parte del Palacio Antiguo, de tipo
fortaleza, (s. XIII, aunque reconstruido en el s. XVI por Fernando I) y a
la que accedemos a través de la renacentista Puerta de los Suizos
(1552).
Al otro lado de la Puerta de los Suizos (Schweizertor) nos encontramos el Patio de los Suizos (Schweizerhof),
donde antiguamente estaba el cuerpo de la guardia suiza. A la derecha
de éste se abre el portón que conduce a la monumental escalera de los
Embajadores y un poco más adelante la escalera exterior que nos lleva
hasta la gótica Capilla Imperial (s. XV), donde podemos escuchar a los
famosos Niños Cantores de Viena
(coro de voces blancas fundado por Maximiliano I en 1498) cada domingo,
de septiembre a junio. Bajo la escalera que conduce a la Capilla
Imperial se abre una puerta que nos da acceso a la Cámara del Tesoro,
museo que en sus diferentes salas exhibe piezas de gran valor del tesoro
sacro y el tesoro profano de los Habsburgo, como la corona del Sacro
Imperio Romano Germánico, la espada de Carlo Magno, las joyas que
Francisco I llevaba en su coronación y el Tesoro Eclesiástico entre
otras piezas.
Por el ala de Augustinertrakt, en la izquierda de la Josefsplatz, se encuentra la iglesia de los Agustinos, construida en el s. XIV en estilo gótico, aunque reformada en el s. XVIII y con una torre neogótica añadida en el s. XIX. Esta fue la antigua iglesia de la Corte Imperial, donde solían celebrarse las bodas de los miembros de la casa de Habsburgo, y en cuyo interior destaca la tumba barroca en mármol de Carrara de María Cristina de Sajonia (hija de María Teresa). En la cripta de la iglesia de los Agustinos se guardan los corazones de los Habsburgo en urnas de plata.
Los precios varían del 1,10 a 1,20 euros, y los primero que ves después de la larga cola que hacen todos lo vieneses son la vitrinas con los sandwiches de colorines. No busqueis mesas para sentaros, este es un local para comer rápido y de pie, te pillas una variedad de ellos y los acompañas con varias Pfiff (son unas jarritas pequeñas de vidrio de 1/8 de litro, con una cerveza muy suave. es decir que para pillarla tienes que tomar muchas). Hay más de 20 tipos de sandwiches, algunos de los mejores incluyen : Huevo con , pimentón , salmón ahumado con rábano y tomate, todo bien picadito. Trzesniewski ha mantenido con orgullo todas las recetas en secreto durante más de 100 años.Hay unos cuantos por toda la ciudad, si entráis en su pagina web los encontraréis, e incluso te preparan bandejas para llevar. En el aeropuesto hay una franquicia, así que si estáis a punto de marchar y tenéis un antojo, ya sabéis...
Ahora nos iremos al lugar donde vivió una mujer que se convirtió en mito gracias al cine, la emperatriz Elisabeth, Isabel de Baviera nacida en 1837 y fallecida en 1898 es, más conocida como Sissi. Fue emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría, entre otros muchos títulos
Con 16 años, Isabel acompañó a su madre y a su hermana mayor, Elena de Baviera, en un viaje a la residencia de verano de la Familia Real de Austria, situada en Bad Ischl, donde esperaba la archiduquesa Sofía de Baviera, hermana de Ludovica, junto a su hijo, el emperador de Austria, Francisco José I. El encuentro estaba preparado para que el Emperador se fijase en Elena y la tomase como prometida. Sin embargo, Francisco José, de 23 años, se sintió inmediatamente atraído por Sissi, trastocando los planes que madre y tía tenían para ellos.
El 24 de abril de 1854 en la Iglesia de los Agustinos de Viena, se casa con su primo, Francisco José. La adaptación a la rígida corte imperial fue muy dura, y nunca acabó de hacerlo. Tuvo cuatro hijos, Sofía, Gisela, Rodolfo y María Valeria.
En una visita a Hungría en 1857, Sissi se empeñó en llevar consigo a sus hijas Sofía y Gisela, a pesar de la rotunda negativa de su suegra, la archiduquesa Sofía. Durante el viaje, las niñas enfermaron gravemente. Mientras que la pequeña Gisela se recupero rápidamente, su hermana no tuvo la misma suerte y pereció. Su muerte, sumió a Sissi en una profunda depresión que marcaría su carácter para el resto de su vida.
Tras el nacimiento del príncipe Rodolfo, la relación entre Sissi y Francisco José comenzó a enfriarse. De la frialdad se paso a la bronca diaria. El emperador y la emperatriz se gritaban en un tono muy alto y las peleas llegaban a escucharse por todo el palacio.
Dotada de una gran belleza física, Sissi se caracterizó por ser una persona rebelde, culta y demasiado avanzada para su tiempo. Cuidaba su figura de una forma maniática y obsesiva hasta el punto de hacerse instalar unas anillas en todas las habitaciones en las que vivía cuando estaba de viaje para poder practicar deporte sin ser vista. Su alimentación era muy estricta, pues se alimentaba sólo a base de verduras, pescado hervido y frutas. Paseaba a diario durante ocho horas, sus pobres damas de compañía acababan extenuadas por la dieta y el ejercicio.
Detestaba el ridículo protocolo de la corte imperial de Viena, de la que procuró permanecer alejada durante el mayor tiempo posible y hacia la que desarrolló una auténtica fobia que le provocaba trastornos psicosomáticos como cefaleas, náuseas y depresión nerviosa, es por ello que siempre estaba viajando, aunque nunca estaba más de dos semanas en un mismo sitio. La emperatriz se mantuvo, siempre que pudo, alejada de la vida pública.
En 1889, la vida de la Emperatriz cambiaría radicalmente a causa del suicidio de su único hijo. El príncipe Rodolfo, de 30 años, que padecía de ciertos trastornos psicológicos causados en parte por la estricta educación militar a la que fue sometido en su infancia (este episodio es conocido como la tragedia de Mayerling). Tras la muerte de su hijo, la emperatriz abandonó Viena y adoptó el negro como único color para su vestimenta
A los amantes de Sissí, la legendaria emperatriz Elisabeth, les recomendamos comprar el “Sissi Ticket”. Esta entrada incluye la visita al Palacio de Schönbrunn y del Hofburg; también permite visitar la exposición permanente “Sisí en la película – muebles de una empartriz” en el Hofmobiliendepot (Museo del mueble). Un consejo comprar las entradas desde Internet, así se evitan largas colas en la taquillas.
Con sus alrededor de 2.600 dependencias repartidas en 18 alas, este conjunto arquitectónico abarca los diferentes estilos, desde el gótico hasta el historicismo. En 1992 el Palacio Hofburg fue dañado por un incendio pero, por suerte, sólo se vieron afectadas algunas salas, las cuales fueron restauradas en parte según el estilo original y en parte siguiendo los cánones contemporáneos.
Por el ala de Augustinertrakt, en la izquierda de la Josefsplatz, se encuentra la iglesia de los Agustinos, construida en el s. XIV en estilo gótico, aunque reformada en el s. XVIII y con una torre neogótica añadida en el s. XIX. Esta fue la antigua iglesia de la Corte Imperial, donde solían celebrarse las bodas de los miembros de la casa de Habsburgo, y en cuyo interior destaca la tumba barroca en mármol de Carrara de María Cristina de Sajonia (hija de María Teresa). En la cripta de la iglesia de los Agustinos se guardan los corazones de los Habsburgo en urnas de plata.
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