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martes, 3 de febrero de 2015

La Torre del Temple, el barrio judío y varios Hôtels Particuliers pueblan el Marais parisino.


"Paris PlaceDesVosges Ouest" by AlNo (discuter/talk/hablar/falar) - AlNo (discuter/talk/hablar/falar). Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Paris_PlaceDesVosges_Ouest.JPG#/media/File:Paris_PlaceDesVosges_Ouest.JPG
Uno de los lugares que más me gustan de París, y mira que me gusta esta ciudad, es la Place des Vosges. Situada en pleno barrio del Marais es un remanso de paz ante el bullicio de esta gran ciudad. Pero antes de llegar a ella empezaremos por el barrio del Marais, un lugar donde la huella de la Edad Media se halla todavía firmemente impresa en las estrechas y apiñadas calles, flanqueadas por casas venerables construidas en los siglos XVI y XVIII. Su nombre significa marisma, pues eso era precisamente la zona, hasta que en el siglo XII fue drenada por los caballeros Templarios. La Orden de los Caballeros del Temple nació en el siglo XII como sociedad secreta, en realidad eran soldados que se unieron para proteger a los peregrinos que acudían a Tierra Santa. La orden llegó a poseer gran parte de Francia, y estaba encargada de custodiar el tesoro real, hasta que Felipe el Hermoso, mandó a la hoguera a sus líderes y condenó a la orden a la clandestinidad. Ahora tan sólo los nombres de algunas calles es lo que queda del "Enclos du Temple", es decir el recinto del Temple, la que era poderosa fortaleza de los Caballeros de la Orden del Temple. El recinto del Temple estaba situado en la zona que comprende la Rue du Temple, la Rue de Bretagne, la Rue de la Picardie y la Rue Béranger, al sur de la plaza de la República. Toda esta extensión se completaba con varias torres con relojes y un puente levadizo que conducía a la única puerta que daba acceso al Templo (actualmente lo situamos en el cruce de la Rue Fontaines-du-Temple y la Rue du Temple).


Por Moonik (Trabajo propio) [CC BY-SA 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], undefined
Y ¿cómo es que una orden que se encargaba de proteger Jerusalén y a sus peregrinos acabó comprando unos "terrenitos" en París?, la respuesta es sencilla, después de que se acabaran las Cruzadas, y el derrumbe del Reino Cristiano tal y como se conocía por aquellos tiempos hizo que se replegaran primero en Chipre y luego se fueran extendiendo por toda Europa. La enorme riqueza que habían adquirido gracias a los regalos que les hicieron numerosos cristianos agradecidos por sus servicios, les permitió ir adquiriendo propiedades y acelerar el proceso, hasta el punto de que una de las primeras propiedades que compraron en 1139, se encontraba cerca de lo que hoy es el Hôtel de Ville, es decir, el ayuntamiento. 
En el noroeste de la ciudad todo eran zonas pantanosas, un recuerdo del antiguo ramal del Sena que fluía de las alturas de la colina de Bellevile, a los templarios les costó casi un siglo convertirlo en el huerto de la ciudad, para ello se fijaron en los monjes de Saint Martin des Champs, que cien años antes habían secado las ciénagas. Después de haber ganado estas tierras se trasladaron al extremo noreste donde construyeron un complejo fortificado, lo que se conoce como el recinto del Temple. Se ha hablado mucho de los tesoros de los templarios, pero la pura realidad es que se hicieron ricos gracias a los métodos agrícolas que utilizaban, y a un agudo sentido para los negocios desarrollaron un "banco de depósito internacional" que hizo que sus riquezas siguieran en aumento. Al ser tan independientes y ser tan celosamente cautos en cuanto a sus actividades económicas despertaban cierto recelo. Los reyes de Francia aceptaron esta situación hasta que a finales del siglo XIII, Felipe Augusto les confió alguno de sus tesoros, antes de partir hacia la Tercera Cruzada.
En 1254, Enrique III de Inglaterra prefirió alojarse en el Temple que en el palacio del rey San Luis (el actual Palacio de Justicia) cosa que no importo al monarca francés. Pero otro rey, Felipe el Hermoso, uno de los reyes más ambiciosos que plantó cara a la Iglesia Romana y al Papado, no podía tolerar que hubiese un estado dentro de su reino que fuera más rico que él, hay que reconocer que el rey solía pasar apuros económicos.
En 1306 las masas se levantaron en su contra, y el rey aceptó la oferta de los Templarios para alojarse en su recinto, mala idea por parte de los caballeros, pues fue entonces cuando a Felipe el Hermoso se le abrieron los ojos y la codicia ante la inmensa riqueza que poseían. Envidioso como era el monarca empezó a hacer todo lo posible para que cayeran en desgracia, difundió calumnias y rumores traicioneros sobre ellos. Tras un periodo de falsas acusaciones, humillaciones, torturas, juicios y otras barbaridades 54 caballeros templarios acabaron en la hoguera en lo que era la Isla de los Judíos (actualmente sería la parte sur de la plaza Dauphine). La rama francesa de la Orden fue disuelta en 1313, pero no fue hasta el 12 de marzo del año siguiente cuando el Gan Maestro de la Orden, Jacques de Molay, fue quemado en la hoguera en el mismo lugar que los anteriores 54 compañeros, pero esta vez el rey presenció la quema, quería asegurarse con sus propios ojos que de Molay pasaba a mejor vida. Lo que no se esperaba el monarca es que entre tanto sufrimiento tuviera tiempo para predecir que tanto Felipe el Hermoso, como el papa Clemente V morirían antes de acabar el año. Además de pronosticar que la familia real conocería un montón de desdichas. Los que salieron ganando fueron los Caballeros Hospitalarios, una orden que se fundó en Tierra Santa el 1050, para dar la bienvenida y acoger a los peregrinos que llegaban a Jerusalén y que rivalizaban con los Templarios.  Los Hospitalarios se quedaron con todas las posesiones templarias una vez fueron confiscadas por el rey, y se quedaron en el Recinto del Temple hasta la Revolución Francesa, pero fue Napoleón el que disolvió la orden a principios del siglo XIX.
A inicios del siglo XVII, el Marais se convirtió en el barrio aristocrático de París. El
Palacio del Gran Prior del Templo (situado en el cruce actual de la Rue du Temple y la Rue de Bretagne) era la corte de los hijos ilegítimos de la realeza, es decir que los bastardos reales acababan formando una corte paralela. Felipe, duque de Vendôme, cuyos abuelos fueron Enrique IV y Gabrielle d'Estrées, llevó una vida alocada y de desenfreno. La Fontaine también estuvo viviendo en esta corte paralela, tal es así que el prior de la orden le concedió una pensión anual de 600 francos. En esta "corte" se reunían todos aquellos que no tenían nada que esperar por parte del rey, pero que tenían algo que ver con el mismo, sobre todo a través de sus escarceos amorosos.        

Al norte de la actual Square du Temple y en frente del ayuntamiento del distrito III está indicado el lugar donde se alzaba el Torreón de los Templarios, construido en 1265, bajo el reinado de Luís IX. Se trataba de una imponente torre cuadrada de unos 15 metros de lado, con torrecillas de tejado cónico en las esquinas. Con la Revolución la Torre de los Templarios se convirtió en la prisión más célebre de la ciudad. Allí estuvo cautiva la familia real, primero alojados en unas estancias lujosas, para posteriormente meterlos en unas lúgubres mazmorras. 
Collection of the Museum of Ventura County, Private Collection
El Delfín de Francia permaneció encarcelado en ella hasta su misteriosa desaparición en 1795, cuando un cuerpo fue hecho desaparecer y lo enterraron en una fosa común de Sainte Marguerite. El enterrador exhumó el cadáver, lo depositó en los cimientos de la iglesia, creyendo que el muerto era el Delfín. Pero el cuerpo exhumado resultó ser el de un muchacho de unos 18 años, y no del heredero de la corona, que por aquel entonces contaba con 10 años de edad.
Pero antes de estar cautivo en la Torre, Luís XVI solía llamar al Gran Prior de la orden "mi primo el abogado" se rumoreaba que solía guardar miles de anillos en sus cajones, y que eran los recuerdos de despedida de cada una de las amantes que había repudiado. Su favorita era la condesa de Boufflers, a la que apodaban "el ídolo del Templo" y que reinaba en esta corte paralela. Por esta "corte" se pasó un buen día un crío de unos 10 años, era su segunda visita a la ciudad, y era conocido como Wolfgang Amadeus Mozart. Este momento quedó inmortalizado en un cuadro, donde se le ve tocando el clavicémbalo delante de un publico un poco disperso...
Collection of the Museum of Ventura County, Private Collection
En ese mismo salón plasmado en el cuadro, en agosto de 1792, se celebró una magnífica cena cuyos huéspedes eran nada más y nada menos que la familia real que junto a su séquito fueron tratados con cortesía durante esa falsa celebración, pues técnicamente eran prisioneros de la Comuna de París. Una vez acabada la cena Luís XVI, Maria Antonieta y sus dos hijos fueron encerrados en lo alto de la Torre del Temple. El resto del séquito femenino fue trasladado a la Cárcel de La Force, una de las más duras y de la que los parisinos no sabían de su existencia.
Después de todo el tiempo que estuvo encerrado, una carreta partió de la Torre hacia la guillotina, que estaba colocada en la plaza de la Revolución (actualmente la Plaza de la Concordia). A la reina la llevaron a la Conciergerie el verano siguiente, el Delfín murió en la Torre del Temple en un oscuro calabozo. Sólo se salvó la princesa, que se exilió en Austria con la familia de su madre.          

Después de la Revolución Francesa, Napoleón decidió arrasar por completo la Torre del Temple, quería impedir que los Realistas (los pocos que quedaban fieles a la monarquía) lo convirtieran en un santuario. La iglesia y el cementerio corrieron la misma suerte. Sólo se salvó el Palacio del Gran Prior, lugar en que la Princesa Real, cuando regresó de su exilio decidió plantar en el lugar un sauce llorón en recuerdo de su familia. Posteriormente el lugar se usó como Ministerio de la Religión cuando estaba Napoleón al mando, durante la Restauración se convirtió en un convento, y más tarde, durante la Segunda República acabó siendo un cuartel militar. En 1853 el emperador Napoleón III decide encargarle al Barón Haussman que transforme y modernice la zona, y es así como nos llega hasta nuestros días.


Esta zona puede considerarse como el barrio judío de París. En el siglo XIII el rey Felipe Augusto hizo trasladar al Marais a toda la comunidad hebrea que vivía junto a Nôtre Dame. Por aquel entonces el Marais quedaba fuera de las murallas de la ciudad. Allí permanecieron hasta su deportación por los nazis. Los hechos del pasado no pueden olvidarse, ni deben, es por ello que aún pueden verse los letreros de las tiendas regentadas por judíos, semi borrados... El 16 de julio de 1942 la policía francesa detuvo a todos los ciudadanos del distrito, sin diferenciar si eran hombres, mujeres o niños, y los envió a los campos de concentración alemanes.
Volviendo atrás en el tiempo hay que recordar que en el siglo XV es cuando empezó a ser un distrito residencial de moda para la aristocracia, alcanzando la gloria en el siglo XVII, cuando se llenó de numerosas mansiones. Aquí es donde podemos contemplar el típico hotelito francés, con un patio en la parte delantera y un jardín formal en la trasera. En la Rue Volta, número 3, se encuentra la casa más antigua de la ciudad, construida allá por el año 1300. La segunda más antigua se sitúa en el número 51 de la Rue Montmorency, es del 1407 era una casa de caridad, (actualmente es el Auberge Nicolas Flamel, monumento histórico y posada desde 1407).
"House of Nicolas Flamel June 2008" by Thiebes at en.wikipedia. Licensed under CC BY 3.0 via Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:House_of_Nicolas_Flamel_June_2008.jpg#/media/File:House_of_Nicolas_Flamel_June_2008.jpg
Esta casa es donde Nicolas Flamel  y su esposa Pernelle, recibían a personas sin hogar y pobres, y los alojaban a cambio de que rezasen algunas oraciones así lo explica la placa que hay sobre la cornisa.
Bajando por la Rue des Archives hacia el Sena, llegaremos a la entrada principal del Hôtel de Soubise. Pero antes hablemos un poco de esta calle, pues se la suele conocer por "la calle donde fue hervido Dios". La historia data de 1290, cuando un prestamista cortó una hostia con un cuchillo, ante su sorpresa la hostia comenzó a sangrar, ante lo cual el hombre asustado, la arrojó a un caldero de agua hirviendo que al instante se volvió roja. El desgraciado fue detenido y quemado en la hoguera por hereje, y en el lugar donde vivía se erigió una iglesia. Alrededor de la cual creció el monasterio de Carme-Billettes . Actualmente es un templo luterano y posee el único claustro medieval completo de París con un techo abovedado.
El Hôtel de Soubise se lo conoce por muchos nombres, dependiendo del dueño del momento. En 1371 Olivier de Clisson, Condestable de Francia construye una mansión fuera de la muralla de Felipe Augusto. De 1420 a 1435 el hotel fue confiscado por los británicos y pasó a ser la residencia de Thomas de Lancaster. Cuando los británicos se fueron pasó a manos de la familia Albret, que poco después lo vendería a Francisco de Lorena, Duque de Guisa, que viviría en él junto a su esposa Anne d'Este (hija de Luís XII). Pasan los siglos y en el XVII María de Guisa, la última de la estirpe muere sin descendencia directa, entonces es cuando el palacio pasa a manos de la Princesa de Condé y de la Duquesa de Hannover, unas familiares lejanas. Estas dos se ponen de acuerdo para venderlo en 1700 al Príncipe de Soubise  y a su esposa Anne de Rohan-Chabot por lo que sería ahora unos cinco millones de euros. François de Rohan, príncipe de Soubise, lo compró gracias a la financiación del mismo Rey Sol, posiblemente para agradecerle que llevara tan bien los cuernos que el rey le ponía con Madame de Rohan.
Tras la Revolución Francesa y lo que conllevó, en 1808 Napoleón decide que el Hotel de Soubise acabe albergando los Archivos Nacionales. Es famoso por su patio de honor en forma de herradura, está circundado por un pórtico de columnas, las salas de la primera planta mantiene la magnífica decoración original, una obra maestra del estilo Luís XV. La entrada está por la Rue des Franc Bourgeois y os recomiendo entrar, no para que buceéis en los archivos nacionales franceses, sino para que os toméis un respiro en los magníficos jardines que hay escondidos entre el Hôtel de Soubise y el Hôtel de Rohan. No se ven desde la calle, el acceso es a través de la Rue des Franc Bougeois o por la Rue des Quatre-Fils en este link tenéis más información y en este vídeo podéis hacer una visita virtual.
Siguiendo por la Rue des Franc Bourgeois llegaremos a la parroquia de Nôtre-Dame des Blancs-Manteaux yo de momento no he tenido el placer de visitarla, pues cuando he pasado por allí no la he encontrado abierta, pero en el próximo viaje no me la pierdo. Unos pasos más allá, a la derecha encontraremos la entrada a otro jardín donde descansar, lleva el nombre de Charles-Victor Langlois, el Director del Archivo Nacional, el hombre que preservó de su ruina el Hôtel de Rohan, es uno de los jardines ecológicos que hay en la ciudad.
Esta calle es bastante larga, cuando veáis un edificio en cuya esquina sobresale una torre de guardia, pertenece al Hôtel Angouleme Lamoignon. Es de estilo renacentista, construido sobre un antiguo terreno que pertenecía al monasterio de Santa Catalina (si buscáis encontréis las siglas SC grabadas en alguna pared, esas siglas nos recuerdan a los dueños de la parcela) en 1584 por deseo de Diana de Francia, hija legítima de Enrique II y Filippa Ducci (una de las amantes del rey). A su muerte lo lega a su sobrino Carlos de Angulema. Entre los visitantes y moradores de este hotel encontramos a Madame de Sévigné, a Boileau, a Jean Racine, a Bourdaloue, a Regnard... En el siglo XIX el nuevo dueño empezó a poner alambiques y se convirtió en una destilería. En 1928 la ciudad de París compró el Hôtel y lo restauró para posteriormente alberga la Biblioteca Histórica de la Ciudad de París.

Por hoy nos quedamos aquí, aún nos queda mucho por ver de este "quartier", hay mucha historia en esta zona de la ciudad, y hay que tomárselo con calma y poco a poco, como un buen vino hay que saber disfrutarlo para que no se nos suba a la cabeza...

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