El punto de encuentro de este nuevo paseo es La Fontana di Trevi. Ya que es la fuente más monumental de Roma y una de las más hermosas del mundo. La historia de esta fuente se remonta a los tiempos del emperador Augusto. Según la leyenda, fue una misteriosa doncella o vestal, la que indicó al general Agripa el emplazamiento del manantial, en las afueras de Roma. Para traer agua a la ciudad desde el manantial, Agripa construyó un acueducto (terminado el año 19 a.C.), y que en honor de la doncella lo llamaron Acqua Virgo.
La monumental fuente que hoy admiramos fue construida en el siglo XVIII por un hombre casi desconocido, llamado Nicola Salvi, que sorprendió a todos con este diseño asombroso. En realidad el papa Urbano VIII, le encargó unos esbozos a Bernini, pero al morir el papa, a su sustituto (el papa Clemente XII) no le gustó la idea de cambiar la situación de la fuente al otro lado de la plaza, tal y como proponía Bernini, para que quedase frente al Palacio del Quirinal (de forma que el papa también pudiese verla y disfrutarla) así que organizó un concurso abierto en el cual el desconocido Nicola Salvi resultó el elegido. En relidad el ganador había sido el florentino Alessandro Galilei, pero cuando se supo la noticia, se desataron tales protestas en la ciudad por que un florentino se encargara de la obra, que al final se optó por Salvi. A Alesandro Galilei le encargaron otras obras, como la Capella Corsini en San Juan de Letrán.
Los trabajos de construcción comenzaron en 1733, y la fuente se concluyó en 1762, mucho tiempo después de la muerte de Clemente.
Salvi mantuvo algunas ideas de Bernini, pero como los trabajos para su
construcción se prolongaron durante 30 años y acabaron arruinando la
escasa salud de Salvi, que murió sin poder acometer otros proyectos y
sin ver terminada su hermosa fontana, se pidió a Pietro Bracci, la realización de la figura central de Neptuno, mientras que las estatuas de los nichos laterales la "Abundancia y Salubridad" fueron esculpidas por Filippo della Valle. Pero el que terminó la fuente fue Giuseppe Pannini, quien respetó bastante
lo que había recibido, pero se dio el gusto de encajar más arriba las
esculturas planas de Agripa y Trivia.
La fachada fue esculpida en mármol, y está coronada por una barandilla con cuatro estatuas que simbolizan las cuatro estaciones. En el centro, sobre una base rocosa, destaca la estatua de Océano sobre un carro de conchas tirado por dos caballos marinos, guiados por otros dos tritones (los caballos uno tranquilo y el otro agitado, simbolizan los dos aspectos del mar). Las estatuas laterales representan la Abundancia (izquierda) y la Salubridad (derecha). El gran estanque con bordes realzados representa el mar. El telón de fondo de la fuente es el Palacio Poli, al que ofrece una nueva fachada con un orden gigante de pilastras corintias que enlazan las dos plantas. En el centro está sobrepuesto un arco de triunfo. El nicho central que enmarca a Neptuno tiene columnas exentas para mejorar las luces y sombras, y en los nichos que flanquean al dios, la Abundancia vierte el agua de su urna, y Salubridad (Salud) sostiene una copa de la que bebe una serpiente. Encima, unos bajorrelieves ilustran el origen romano de los acueductos.
La verdad es que está un pelín escondida, aunque vayas con el mapa en la mano, cuando de repente la ves, te quedas totalmente impresionado, pues el contraste entre la monumentalidad de la fuente y la estrechez de la
plaza en que se encuentra y la cantidad de gente que la esta fotografiando te deja k.o.
El agua de la fuente es muy transparente, pero mejor que no la bebáis, pues le echan un liquido para que la piedra de la fuente esté siempre blanca.
Como curiosidad, en el lado derecho de la fontana, hay una
fuente pequeñita (creo que le llaman la fuente de los enamorados) de la
que salen dos chorros que se cruzan. De esa sí se puede beber, pero han de
hacerlo dos enamorados a la vez, como solían hacer las novias de los legionarios romanos para asegurarse el regreso de los mismos a la ciudad eterna, sin que las hubiesen olvidado.
Antes de alejaros del monumento, no olvidéis lanzar una moneda a la
fuente, para que tengáis asegurado el retorno a la Ciudad Eterna, para ello tienes que tomar la moneda con la mano derecha, ponerte de espaldas a la fuente y lanzarla sobre el hombro izquierdo. Si,
por el contrario, lo que estáis esperando es el gran amor de vuestra
vida, la tradición te garantiza que con
dos monedas tendrás un inolvidable romance, pero ¡ojo! la tercera hace que ese
romance se transforme en matrimonio. Y si ya estás casado, esa tercera
moneda te asegura un divorcio...está en vuestra elección!
La Fontana ha sido el escenario excepcional de una de las escenas más famosas de la película de Federico Fellini titulada “La Dolce Vita”, durante la
cual la sensual actriz Anita Ekberg se bañaba en la fuente vestida con
un provocador vestido negro, mientras requería la presencia de Marcello
Mastroianni, al grito "Marcello, come here!" y el pobre Marcello que no se lo acababa de creer...
La verdad es que con la cantidad de turistas que la visitan al día, hay una estimación de lo que suele recogerse, unos 3000 Euros diarios, aunque va en aumento. El dinero que se recoje va a manos de Cáritas para los más necesitados, y hay de aquel que quiera coger alguna moneda, puede acabar detenido. Un consejo, si queréis disfrutar de la fontana con tranquilidad sin tanta compañia, o sólo con la compañía que os interese es mejor ir a altas horas de la noche, pues está iluminada. Pero cuidado no me hagáis el numerido de la "Dolce Vita" que no todas somos Anita ni Marcello, personalmente prefiero la opción de pasearse por Roma en una Vespa, agarrada a mi personal "Gregory Peck", lástima que no le gusten las motos...
Ya puestos en la zona hay unas cuantas cosas más por ver como el Palacio del Palazzo del Quirinale. El
Quirinal es una de las siete colinas de Roma. Los Papas escogieron la
parte alta de esta colina para construir su residencia de verano, por su
posición bien ventilada. Los trabajos comenzaron a finales del siglo
XVI y se prolongaron durante siglo y medio.
En 1870, cuando los Papas perdieron los Estados Pontificios y Roma
se constituyó en capital de Italia, el edificio se convirtió en Palacio
Real de la Casa de Savoya. Actualmente es la residencia oficial del Presidente de la República.Desde la terraza que hay junto al palacio se obtienen unas magníficas vistas de Roma, especialmente agradables al atardecer, con la caída del sol sobre la cúpula de San Pedro.La ceremonia del cambio de guardia es muy
vistosa. Tiene lugar todos los días a las 15.15 (domigos y festivos a
las 16.00). Si queréis visitar el palacio solo se puede hacer los domingos de 8,30 a 12.
El proyecto se encargó a Carlo Maderno, el gran arquitecto del
momento, que había construido la fachada de San Pedro. Su idea inicial
fue realizar un gran palacio cuadrangular, como todos los de la ciudad,
pero finalmente se decidió por un modelo con dos alas, abierto hacia jos
jardines, al estilo de las villas de recreo.
Maderno tomó como ayudante a su joven sobrino Borromini. A su
muerte fue sustituido por Bernini, que siguió contando con Borromini. De
este modo, el Palacio es obra de tres arquitectos de fama universal.
El Palacio aparece en la película Vacaciones en Roma (William
Wyler, 1953), como la sede donde se hospedaba la princesa Ana (Audrey
Hepburn). De este palacio se escapa, y a él regresa a última hora del
día. Aún permanece idéntica la esquina donde Gregory Peck aparca el coche y se despide de ella en una emotiva escena...
Fontana del Tritone Fue ejecutada por Bernini por voluntad del Papa Urbano VIII Barberini,
para dar mayor prestancia a este espacio conectado con el palacio
familiar. En su base se ven las abejas, emblema de los Barberini.
Columna de Marco Aurelio: Realizada a finales del
siglo II, tras la muerte del emperador Marco Aurelio. Se inspira en la
de Trajano y relata las gestas del emperador contra los germanos. Iglesia de San Ignacio. Esta
iglesia servía de capilla del Colegio Romano, el seminario jesuita en
Roma, y fue construida siguiendo el modelo establecido por el Gesù. Es notable la decoración de la bóveda y la ilusión de profundidad de la falsa cúpula,
obra del jesuita Andrea Pozzo, un teórico de la perspectiva. Para poder apreciar bien esta ilusión de profundidas debemos colocarnos encima de un círculo de mármol amarillo que está señalado en el pavimento y disfrutar de las vistas...
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