A diferencia de su padre Juan de Luxemburgo quien nunca se identificó con
los territorios checos, su hijo Carlos IV amaba este país e hizo mucho por
su florecimiento. Desde que llegó a Bohemia procedente de Francia donde
fue educado, Carlos IV quedó fascinado por esta tierra. Quizás porque su
madre era checa y provenía de la famosa dinastía real local de los
Premislitas.
Poco después de asumir en 1346 el reinado en Bohemia, Carlos IV tomó la
decisión de ampliar la capital Praga. En marzo de 1348 fundó la Ciudad
Nueva de Praga, pegada a las fortificaciones de la Ciudad Vieja, el proyecto real consistia en ampliar la Ciudad Vieja, derruir las fortificaciones que las separaban para hacer una ciudad mucho más grande que tuviera mayor importancia a nivel europeo.
Las normas para la construcción de la ciudad eran muy rígidas y los
constructores que las violaran eran duramente castigados. Además, las
casas, cuyas bases invadían un poco más de lo establecido la calle,
debían ser derrumbadas de inmediato. A su vez, los constructores que
respetaban las normas al pie de la letra, eran liberados del pago de los
impuestos por un período de doce años.
No fue casual que para la Ciudad Nueva fuera escogida la margen derecha
del río Moldava, ya que esta ofrecía desde siempre condiciones
geográficas más favorables para la ampliación continua de la ciudad.
Los arquitectos de los nuevos cambios impulsados por Carlos IV fueron
Matías de Arás y, después de su muerte en 1352, Petr Parléř y su
taller de fundición. A los dos se deben también varias obras
arquitectónicas en el Castillo de Praga, como por ejemplo, la Catedral de
San Vito. Los puntos principales de la Ciudad Nueva fueron tres grandes plazas. En
primer lugar, el llamado entonces Mercado del Ganado, actualmente Plaza de
Carlos, en honor a Carlos IV; luego el Mercado de los Caballos, que hoy sería la Plaza
Venceslao; y, finalmente, el Mercado del Heno, que en cierta forma mantuvo
su nombre hasta el presente, llamándose Senovážné náměstí.
A raíz de su gran extensión, la Plaza de Carlos solían llamarla
también Forum Magnum, al estilo del Foro de Roma. Su superficie supera las
ocho hectáreas y es más grande que la plaza de la Concordia, en París, o
la Plaza Roja, en Moscú.
debe su nombre actual al gran aprecio del
pueblo checo por uno de sus patronos, San Venceslao, pero la forma actual
de la plaza o, mejor dicho, avenida, poco tiene en común con su aspecto
original, pues el aspecto actual de la Plaza es muy diferente al que tenía
en el siglo XIV. En primer lugar, por aquel entonces los edificios que
fueron levantados alrededor de la plaza eran mucho más bajos. Alcanzaban
como máximo la altura del segundo piso de las casas actuales. De mayor
altura eran solamente los edificios con torres, pero esos estaban cerca o
formaban parte directa del sistema de fortificaciones alrededor de la
Ciudad Nueva.
Las casas en la plaza eran antaño mucho más anchas y cada una tenía su
propio jardín. Sin embargo, el Mercado de los Caballos tenía la misma
longitud que tiene actualmente la Plaza Venceslao, o sea 682 metros y su
anchura era muy parecida a la de hoy que es de 60 metros.
Estos datos se han conservado gracias a los apuntes del médico italiano
Ángelo de Florencia, que había trabajado en la corte de Carlos IV.
Durante los primeros cuatro años de la construcción de la Ciudad Nueva
fueron edificadas 600 casas, así como varias iglesias y monasterios, como
el de Emaús, la iglesia de la Virgen Maria de las Nieves y la iglesia de
San Ambrosio. En uno de los extremos de la plaza, o sea, del Mercado de los Caballos, se
encontraba la llamada Puerta de los Caballos. Ésta estaba situada en el
lugar donde hoy se encuentra el Museo Nacional, aunque quizás un poco más
cerca de la plaza y formaba parte del sistema de fortificaciones que
rodeaba la Ciudad Nueva. Este sistema fue levantado en el curso de tan
sólo dos años. La Puerta de los Caballos fue derrumbada en 1875, junto
con las fortificaciones.
Actualmente, la Plaza Venceslao tiene la forma de un bulevar y es muy
visitada por los habitantes de Praga, así como por los turistas. En su
parte superior la decora desde 1913 la escultura ecuestre de San Venceslao,
obra de Josef Václav Myslbek. San Venceslao está rodeado por Santa
Ludmila, Santa Inés, San Procopio y San Adalberto, todos patronos de las
Tierras Checas.
Hemos mencionado con anterioridad varias iglesias construidas en aquella
época. Una de ellas fue la de San Ambrosio, que se encontraba frente a la
puerta de la Ciudad Vieja y donde hoy se levanta la Torre de la Pólvora.
Los ambrosianos abandonaron Praga en el siglo XV y su iglesia junto con el
monasterio fueron regaladas a la orden de San Francisco de Asís. A
comienzos del siglo XVII se asentaron en el lugar los monjes franciscanos
de Irlanda, de la Orden de los Hibernios.
Se especula que precisamente los monjes hibernios fueron los primeros
quienes en el Reino de Bohemia cultivaban patatas, ya que en el jardín del
monasterio había extensas plantaciones de ellas a comienzos del siglo
XVIII.
En 1786 el monasterio de los hibernios fue cerrado y la iglesia destruida.
Tres años más tarde, el edificio del monasterio fue entregado a la
compañía del teatro checo Bouda, que se mudó al lugar desde la Plaza
Venceslao.
El edificio fue remodelado más tarde varias veces y sirvió para la Casa
de la Moneda, la Oficina de Correos y la aduana. A comienzos del presente
siglo el inmueble fue sometido a una amplia reconstrucción y transformado
en teatro. El Teatro Hybernia fue inaugurado en 2006 con el estreno del
musical Golem. Actualmente se efectúan en él representaciones de teatro y
bailes, así como conciertos.
A Carlos IV se le deben agradecer muchas más obras arquitectónicas en
Praga, como el Puente de Carlos, la Universidad Carolina, y varios
edificios en el Castillo de Praga, incluida la famosa Catedral de San Vito.
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