Esperando la llegada de
Francisco-Fernando, los terroristas se alojan en un hotel de Sarajevo, cuyo
propietario es el tío del embajador serbio Spalajković en San Petersburgo.
El 28 de Junio de 1914, día de San Guido (Vidov Dan), aniversario del desastre
de Kosovo en 1389, el principe heredero de AustriaHungría, el archiduque
Francisco-Fernando acompañado de su esposa la duquesa Sofia de Hoheberg, es
recibido por la ciudad de Sarajevo. Ese día, domingo por la mañana,
hacia las diez, en la ciudad, donde la visita había sido mal preparada
y con un servicio de seguridad muy débil, ocho jóvenes serbios, repartidos en
dos grupos, esperan a que pase la comitiva real y al archiduque, que deben
dirigirse al edificio del Ayuntamiento de la ciudad.
La comitiva pasa por delante del primer terrorista, Mehmedbašić, que Ilić
había colocado enfrente del jardín del café Mostar. Sin embargo, no
consigue tirar la bomba sobre el coche del archiduque. Vaso Čubrilović,
que esta a su lado con una pistola y una bomba, tampoco consigue
reaccionar.
El siguiente terrorista por el que pasó la comitiva era Nedeljko
Čabrinović, armado con otra bomba, éste se encontraba en el lado opuesto
de la calle paralela al río Miljacka.
A las 10:10, el coche de Francisco Fernando se acerca y Čabrinović lanza la bomba.
Sin embargo, el artefacto rebota en la capota abierta del vehículo, y cae
en la calle explotando bajo el coche siguiente de la comitiva. La
explosión abrió en el suelo un agujero de 30 cm de diámetro e hirió a un
total de 20 personas. Tras el ataque, Čabrinović se traga la cápsula de cianuro
y se tira al río Miljacka. Pero el intento de suicidio no le sale bien
pues el terrorista vomitó el veneno, ya que el cianuro dentro de la
cápsula estaba descompuesto y en mal estado, además el río tenía solo 12 cm
de profundidad, con lo que era bastante difícil el ahogarse. Detenido por la policía, Čabrinović fue agredido por la
multitud antes de ser llevado al cuartel.
El cortejo acelera hacia el Ayuntamiento donde Francisco-Fernando, furioso, le grita al alcalde: ¡Ahí está! ¡qué bien la
recepción que Ud. me hace!.
A la salida de la recepción, el principe decide ir a ver a los heridos al hospital y se cambia el orden del cortejo: el vehículo del archiduque será el segundo, su mujer irá a su lado, en el asiento trasero y el gobernador de Bosnia al frente de ellos. Ya en ruta, y sobre la misma avenida, a la altura del Puente Latino (rebautizado en 1918 con el nombre de Gavrilo Princip), una falsa maniobra del vehículo en el cual viaja la pareja real, obliga a su conductor a efectuar un retroceso. Gavrilo Princip está justamente ahí, a escasos pasos, dispara una primera bala de su revólver sobre el príncipe impactándole en su cuello; una segunda bala alcanza esta vez a la duquesa, la que se había puesto de pie, horrorizada al ver a su esposo sangrando copiosamente. Gravemente heridos, llevaron a la pareja para que les atendiera un médico en la residencia del gobernador. Según el relato del conde Harrach, las últimas palabras de Francisco Fernando fueron «¡Sofía!, ¡Sofía! No te mueras... vive para nuestros hijos», seguidas de seis o siete «No es nada», en respuesta a las preguntas del conde sobre su estado. Sus palabras fueron seguidas por un largo estertor. Sofía murió antes de llegar a la residencia del gobernador. Francisco Fernando murió 10 minutos después. El archiduque tenía la costumbre de llevar la ropa siempre impecablemente planchada y abotonada; hasta tal punto llevó este gusto por la pulcritud que se hacía coser la ropa durante los desfiles o paradas militares, para evitar que las solapas se abrieran con el viento. El día del atentado, el hecho de llevar la casaca cosida impidió que se le pudiese socorrer a tiempo, tapándole la herida de bala o deteniendo el flujo de sangre con un simple pañuelo, lo que originó una hemorragia abundante y la consiguiente muerte.
En poco tiempo la policía detiene sin dificultad a Gavrilo
Princip, a Cabrinović y a cinco de sus camaradas; solo el octavo de los
terroristas podrá huir y encontrar refugio en Montenegro. Los responsables, o
algunos de ellos, veinticuatro en total, serán juzgados en octubre de 1914.
Princip muere en prisión víctima de su enfermedad, en Abril de 1918.
El conflicto militar que comenzó como un enfrentamiento localizado entre el Imperio Austro-Húngaro y Serbia el 28 de julio de 1914; se transformó en un enfrentamiento armado a escala europea cuando la declaración de guerra austro-húngara se extendió a Rusia el 1 de agosto de 1914; Finalmente, pasó a ser una guerra mundial en la que participaron 32 naciones. Por un lado teníamos a veintiocho paises, que pasaron a llamarse "aliados" o potencias asociadas, entre las que se encontraban Gran Bretaña, Francia, Rusia, Italia y Estados Unidos, lucharon contra la coalición de los llamados Imperios Centrales, integrada por Alemania, Austria-Hungría, Imperio Otomano y Bulgaria.
El espionaje francés detectó diferentes transmisiones de radio, desde la antena situada en la Torre Eiffel
y alertó a los superiores de las intenciones alemanas. Era preciso,
por tanto, trasladar con la mayor urgencia a las tropas francesas que se
encontraban mayoritariamente en París con un batallón de 6.000 soldados
hasta el río Marne. El problema es que apenas había vehículos militares
para un desplazamiento rápido, el problema es que
sólo disponían de 250 vehículos para trasladar a sus 6.000 soldados, fue entonces cuando el general Joseph Galliéni, tomó una decisión tan inusual como maquiavélica y que cambiaría el transcurso de la batalla.
Galliéni ordenó que todos los taxis de la capital
francesa, unos seiscientos, se concentraran la noche del 7 de septiembre
en la Plaza de los Inválidos. Desde allí trasladarían armamento,
víveres y militares hasta el frente situado a unos 37 kilómetros.
La mayoría de los vehículos, modelos 8CV de Renault, realizarían dos
viajes de ida y vuelta con las luces apagadas -para no ser vistos por el
enemigo- y sin agua para consumo humano -por la escasez que había esas
fechas en la capital francesa- limitación que fue contrarrestada con
abundante vino para los conductores, que milagrosamente bajo esta
circunstancia, desempeñaron su trabajo sin accidentes con 3 soldados en la parte
trasera y 1 de copiloto. La tarifa que
cobrarían por su apoyo militar, sería el 27% del importe marcado en sus estrenados taxímetros. El
despliegue se completó en tiempo récord para la época : 40 horas
seguidas, no sólo transportando soldados, sino también víveres,
armamento, llevando heridos a la retaguardia y a Altos Mandos del
ejército a los puntos donde se les necesitaba. En los días posteriores,
los alemanes se retiraron del frente del Marne y frenaron
definitivamente su avance, dando comienzo la auténtica guerra de
trincheras y posiciones que todos conocemos.
Ganada esa primera batalla de Marne y finalizada la Gran Guerra, no es de extrañar que Louis Renault,
precursor de estos automóviles junto a los valientes taxistas, fueran
considerados héroes nacionales y que los vehículos se rebautizaran con
el nombre de Renault Taxi Marne.
La
batalla siguió hasta el 9 de septiembre, cuando los aliados
franco-británicos detuvieron al ejército alemán. A pesar de este freno a
los germanos, la guerra continuó por cuatro años más. Aunque ningún
ejército volvió a desplazarse en taxi hasta el campo de batalla.
Si queréis más información sobre la ciudad y la Gran Guerra: aquí tratan diversos temas:
«París 1914-1918: la guerra, el pan de cada día»
Una exposición que nos adentra en el París de la Primera Guerra Mundial a través de un reportaje inédito realizado por un fotógrafo poco conocido, Charles Lansiaux (1855-1939), un documentalista cuyo trabajo hace alarde de gran meticulosidad y humor. Ofrece una viva imagen de las calles de París en 1914.
En el Hôtel de Ville (el ayuntamiento) está la exposición "Fusillé pour l'exemple, les fantômes de la Republique" (fusilados para el ejemplo, los fantasmas de la República).
Y, como no, ya sabemos como suelen celebrar los franceses estas cosas, en esta página podréis encontrar todas las conmemoraciones y celebraciones posibles.
A partir de la I Guerra Mundial, los barrios perifericos de París, comienzan a acoger a los nuevos habitantes. La industria se instala en las afueras de la ciudad atraida por los bajos precios y la abundante mano de obra. El abismo entre París y su periferia se materializa con la formación de un "cinturon rojo" o banlieues que vota a la izquierda.
Una exposición que nos adentra en el París de la Primera Guerra Mundial a través de un reportaje inédito realizado por un fotógrafo poco conocido, Charles Lansiaux (1855-1939), un documentalista cuyo trabajo hace alarde de gran meticulosidad y humor. Ofrece una viva imagen de las calles de París en 1914.
En el Hôtel de Ville (el ayuntamiento) está la exposición "Fusillé pour l'exemple, les fantômes de la Republique" (fusilados para el ejemplo, los fantasmas de la República).
Y, como no, ya sabemos como suelen celebrar los franceses estas cosas, en esta página podréis encontrar todas las conmemoraciones y celebraciones posibles.
A partir de la I Guerra Mundial, los barrios perifericos de París, comienzan a acoger a los nuevos habitantes. La industria se instala en las afueras de la ciudad atraida por los bajos precios y la abundante mano de obra. El abismo entre París y su periferia se materializa con la formación de un "cinturon rojo" o banlieues que vota a la izquierda.
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