Lisboa es la ciudad de las siete colinas, al igual que Roma, Edimburgo, o Washington... no sé si estará tocada por los dioses, o por energías místicas, solo sé que es una ciudad que si la visitas una vez, estoy segura de que te atrapará y te quedarás con ganas de volver, o tal vez de no irte... el clima, la luz, la cercanía del Atlántico, la "saudade", los fados... no sé, tiene ese algo especial que la hace única e irrepetible. Una buena manera de comprobar esa luz especial que desprende es visitar sus miradores, a cualquier hora del día, pues siempre tendrá ese "algo especial" que nos acaba encandilando.
En el barrio del Castelo, hay unos cuantos miradores. El primero sería el Mirador de Castelo de Sao Jorge. Una visita al Castillo de San Jorge en indispensable en la visita a la ciudad, esta fortificación fue construida por los musulmanes a mediados del siglo XI, y fue el último reducto defensivo del alcaide musulmán, cuyo palacio se encontraba en las proximidades, las casas que se ven en el yacimiento arqueológico pertenecían a las clases superiores de la administración musulmana. El 1147, Alfonso Enriquez reconquista la ciudad, y pasa a ser el primer rey cristiano del país, desde el siglo XII hasta comienzos del XVI, el Castelo de S. Jorge conoció su periodo de máximo esplendor como espacio cortesano. Los edificios islámicos se fueron adaptando y ampliándose para acoger al rey y a la corte, y al obispo, incluso se instaló el archivo real en una de las torres del castillo. Pero en 1755 tras el terremoto de Lisboa,es cuando se acomete una renovación profunda, aparecen nuevas construcciones que ocultan las más antiguas. Durante el siglo XIX el recinto pasa a ser ocupado por acuartelamientos del ejército, y ya es en 1940 cuando se redescubre el castillo y las ruinas del palacio real, y se empiezan a recuperar las construcciones para el uso público. Mirador de Castelo de Sao Jorge.
Una visita al Castillo de San Jorge en indispensable en la visita a la
ciudad, esta fortificación fue construida por los musulmanes a mediados
del siglo XI, y fue el último reducto defensivo del alcaide musulmán,
cuyo palacio se encontraba en las proximidades, las casas que se ven en
el yacimiento arqueológico pertenecían a las clases superiores de la
administración musulmana. El 1147, Alfonso Enriquez reconquista la
ciudad, y pasa a ser el primer rey cristiano del país, desde el siglo
XII hasta comienzos del XVI, el Castelo de S. Jorge conoció su periodo
de máximo esplendor como espacio cortesano.
El castillo conserva 11 torres, de las cuales destacan la Torre del Homenaje, es la más importante del castillo, ya que estaba preparada para recibir los ataques más duros, además de servir de puesto de mando privilegiado por su posición. Aquí se izaba el estandarte real. En el siglo XVIII se instaló en ella el primer observatorio geodésico de la ciudad. La Torre del Palacio, se llama así porque estaba cerca del antiguo palacio real, durante el siglo XV durante el reinado de Alfonso V, al que llamaban el Africano, estaba contigua a un ala del palacio que era conocida como la "Cassa dos Leões" (casa de los Leones), el nombre le viene porque allí el rey tenía guardados un par de leones. En la Torre do Haver o Torre del archivo, se guardaba el tesoro real procedente del cobro de impuestos y de las rentas reales. Actualmente se la conoce como la Torre do Tombo, desde que Fernando I decidió guardar en ella los archivos reales, allí se inventariaban (tombar en portugués) los documentos más importantes del reino. También se encuentra en ella la Cámara Oscura, un aparato que permite descubrir los detalles de Lisboa. La Torre de San Lorenzo se alza en mitad de la ladera, y está conectada al castillo a través de un camino parapetado que llevaba a un pozo situado fuera del castillo, también era utilizado como vía de escape o entrada de suministros. La Torre de la Cisterna, se llama así por que contaba con un depósito para almacenar las aguas pluviales. La entrada al castillo cuesta 7,5 euros, podrás pasear entre las murallas y torres, y si queréis una foto diferente, hay que buscar uno de los viejos cañones que apuntan al Tajo, ahí tendréis una de las vistas más privilegiadas de la ciudad. Una foto panorámica con las nuevas cámaras o móviles será una manera de recordar la visita.
En el mismo barrio tenemos el Mirador de las Portas do Sol, Es muy fácil llegar hasta este mirador, pues el tranvía 12 y 28 hacen
parada justo en frente. En el mirador encontraremos también una
cafetería y un lounge bar, ideales para el atardecer. La mejor hora para
disfrutar de las vistas es al amanecer y por la mañana, si tienes la
suerte de que el día empiece despejado. Situado entre las freguesias (distrito) de San Miguel y Santiago, en
el barrio histórico de la Alfama, en la plaza Largo das Portas do Sol, es una terraza en la que hay una estatua de San Vicente (santo patrono de la ciudad) en las manos lleva un barco con dos cuervos, los símbolos de Lisboa, desde aquí hay una magnífica vista de la ciudad de Lisboa en su lado oriental,
desde él tenemos espectacular panorama de la ciudad y del río Tajo. Entre
los puntos de interés en esta zona se encuentran la Iglesia de San
Vicente de Fora y el barrio de Alfama, que discurre a lo largo de
callejuelas estrechas y sinuosas que bajan hacia el río Tejo.
Próximo a Portas do Sol, se encuentra el célebre mirador de Santa
Luzia, una terraza junto a una pequeña iglesia blanca con vistas al río
Tejo y a los tejados del barrio de Alfama, en un
espacio donde es posible sentarse bajo una pérgola que ofrece la sombra
de sus parras. Desde este punto también es posible contemplar la cúpulas
de la Iglesia de Santa Engracia y de la Iglesia de San Esteban. En este
mirador se destacan dos paneles de azulejos en sus muros del lado sur
que recrean la conquista del Castillo de San Jorge en 1147 y la Plaza
del comercio antes del terremoto de 1755. Este mirador no tiene bares ni kioscos, pero es un clásico.
Mirador de Sao Pedro de Alcantara |
Ahora podemos ir a otro barrio, al Bairro Alto, aquí está el Mirador de Sao Pedro de Alcantara, es una de las plazas con más encanto de la ciudad, tiene dos niveles con jardines y hay un pequeño quiosco en el que tomar algo, se encuentra cerca del jardín del Príncipe Real, y la manera más fácil de llegar es a través del elevador que lleva es mismo nombre. Las vistas que podéis contemplar serían el Castillo de Sao Jorge, el Chiado e incluso otros miradores como el de la Señora del Monte, en Graça. Si queréis pasar una velada diferente hay que saber que e verano hay músicos que tocan durante la noche, os lleváis un buen vinho verde y algo para picar, y la velada puede ser perfecta...ah! no os olvidéis de la buena compañía...
Opuesto al Bairro Alto está el de Graça, este Mirador de Nossa Senhora do Monte esta en frente de la capilla que lleva el mismo nombre, si la buscáis en el mapa podréis ir tranquilamente, es uno de los más grandes y agradables, un buen lugar para picnics, desde él se puede ver el río, el castillo, la Baixa, el Bairro Alto. El nombre actual del mirador es Sophia de Mello Breyner Andresen, en
honor a la ilustre poetisa, pero todo el mundo sigue conociéndolo como
da Graça. Ahora pasemos al Chiado, aquí nos encontramos un mirador bien curioso, para acceder a él hay que pagar (si tenéis el pase 7 Colinas, lisboa card, entráis gratis) cuando lo ves piensas, mira un ascensor, es el Elevador de Santa Justa, como los desniveles en Lisboa son bastante pronunciados en ciertas zonas a principios del siglo pasado se diseño un ascensor que uniera los barrios de la Baixa y el Chiado.
A parte de las vistas del castillo, del río Tajo y de las plazas céntricas en gran panorámica como la plaza da Figueira, a vuestra espalda está la iglesia del Carmen con su estructura destrozada por el terremoto de 1755 que asoló la ciudad.
A parte de las vistas del castillo, del río Tajo y de las plazas céntricas en gran panorámica como la plaza da Figueira, a vuestra espalda está la iglesia del Carmen con su estructura destrozada por el terremoto de 1755 que asoló la ciudad.
Lisboa tiene más miradores, pero tal vez no son tan conocidos. Como sería el Mirador de Penha de França. Es un pequeño mirador
en las proximidades de la línea verde del Metro (estaciones Anjos y
Arroios) que proporciona una hermosa vista
panorámica sobre la ciudad. Los aficionados a la fotografía no
lamentarán el esfuerzo de llegar hasta aquí.
Otro es el Mirador de Santa Catarina. También conocido como “Adamastor”, es uno de los puntos de encuentro preferidos por los lisboetas. Es normal que se llene de gente, pero por su amplitud no nos sentiremos ahogados. Tiene un café bar y suficiente espacio verde para disfrutar. Aquí se consiguen unas de las vistas más frontales del Río. El Mirador de Santo Estêvão. Está justo al pie de la Iglesia de Santo Estevão (clasificada como Monumento Nacional), cuya construcción original data del Siglo XII, y que fue reedificada después del terremoto en estilo Barroco. El Mirador es por lo general un sitio solitario donde los más castizos deambulan por las noches para ver una de las vistas más privilegiadas y tranquilas del corazón de la ciudad. Una visita a este barrio histórico debe incluir este mirador.
En su
cima, en el mirador, al visitante se le brinda una bella vista cargada
de significado, además de la bajada del telón verde del jardín a
nuestros pies podemos ver la estatua del Marqués de Pombal y muy al fondo
el Río Tejo. Cerca está también el Jardim Amália Rodrigues que posee un
lago artificial y unas vistas envidiables. Otro más es el Mirador de Rocha do Conde de Óbidos éste es un modesto
mirador que, con su sencillez, termina por encantar a todo aquel que se acerca sus visitantes.
Un poco alejado del centro turístico de la ciudad este mirador está rodeado de un pequeño y tranquilo espacio
verde. Bajando desde aquí para la Av Marginal encontraremos la bonita
Casa de América Latina y su interesante agenda cultural. También está al
lado el Museo Nacional de Arte Antiguo.
El siguiente mirador está más lejos, y hay que acceder a él mediante autobús y un pequeño paseo, es el Mirador dos Moinhos de Santana, situado en el
parque del mismo nombre. Los “moinhos de Santana” son dos molinos de viento
construidos en el S. XVIII en el Parque Florestal Monsanto para las
hermanas Dominicas Irlandesas del Convento do Bom Sucesso. Hoy en día
son los únicos testigos perfectamente conservados de la importante
actividad molinera que tuvo la ciudad. Fueron restaurados en 1964/65 por la Asociación Portuguesa
de los Amigos de los Molinos. En este mismo parque está el Mirador de los Montes Claros aquí el visitante está rodeado
por un hermosa zona verde con un lago y bastante espacio para un
excelente paseo. Con vistas a Lisboa, el Rio y la Sierra de Sintra, todo
el espacio fue creado según el proyecto del Arquitecto Keil do
Amaral. Aunque no es tan accesible como los miradores del centro de
Lisboa, puede visitarse junto con el anterior. El último mirador, no lo es en un sentido tradicional, ya que está al nivel del mar y bastante cercano al mismo. Es de fácil acceso está en el Terreiro do Paço (la Praça do Comércio), ideal para disfrutar de una puesta de sol relajada, es el Mirador de Cais das Columnas.
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