Su emplazamiento actual dentro de un nicho de arco que une las dos iglesias, se remonta a la reestructuración de de la zona del mausoleo de Augusto, realizada en 1940. Según se sabe la fuente se encontraba anteriormente sobre el costado de un edificio vecino, actualmente destruido. Al porteador lo reconoceremos por la boina colocada de lado, y que es característica de esta corporación. El Papa Clemente XIV fue el que encargo la construcción de esta fuente, lo podemos ver en la inscripción que hay encima de la misma, el dato peculiar es que las cifras no siguen la tradición de la escritura romana, pues Clemente XIV se convierte en Clemente XIIII, mientras que la fecha 1774, esgrime algunas letras invertidas o mas largas. Se trata de una moda en la escritura de la época. Esta fuente, al igual que la Fontana de la Barcaccia, la de Trevi, y muchas más se alimenta del acqua vergine (Aqua Virgo) que proviene de un manantial situado a 12 km de Roma y cuya agua fluye, aún en la actualidad hacia la ciudad gracias al acueducto de Agrippa. En Roma podéis encontrar otra fuente que representa a un porteador con un tonel, está entre el Collegio Romano y la Vía del Corso, es la Fontana del Facchino (del porteador) de la Vía Lata en este caso, está dedicada a los porteadores de agua. En la esquina derecha de la fachada principal de San Rocco (en la foto se ve) hay una columna en relieve que mide la altura de la inundación del Tiber (idrometro di Ripetta), en 1598 la zona se inundó unos 4 metros por encima del nivel de la calle actual.
Al otro lado de la calle encontramos uno de los monumentos más famosos de la antigua Roma, era un altar ceremonial del siglo XI a.C que conmemoraba la Pax Romana tras la conquista de España y la Galia por Augusto.
El Ara Pacis Augustae (el Altar de la Paz Augusta) fue erigido cerca de la Vía Flaminea, lo que actualmente es la Via del Corso, la obra fue aprobada por el Senado romano en el 13 a.C. como homenaje a la paz establecida por Augusto a su regreso de las campañas de la Galia e Hispania. Lo encontraron enterrado bajo sedimentos por las diversas inundaciones del Tíber, fue redescubierto en los cimientos de un palacio. Lo encontraron en la Piazza de San Lorenzo in Lucina en 1568, y lo fueron desenterrando a fragmentos, a principios de la década de 1930 lo fueron reconstruyendo, no es todo original pues los trozos que faltaban se crearon de nuevo y encerraron la obra en una moderna estructura de cristal.
El edificio que lo aloja fue concebido por el arquitecto americano Richard Meier, es como una urna de cristal que aloja el Museo dell'Ara Pacis y que lo protege.
El altar está hecho de mármol italiano, y se alza sobre una plataforma rectangular, está rodeado por cuatro paredes con entrada por dos lados. Los relieves que se contemplan son de gran calidad. La procesión representada en el exterior de las paredes laterales más largas tuvo lugar el 4 de julio del año 13 a.C. y se corresponden al emperador Augusto y a la familia imperial escoltados por varios oficiales romanos de alto rango. Podemos decir que esta obra estaba al servicio de la propaganda del emperador, en ella se distingue un friso vegetal con hojas de acanto, que simboliza la inmortalidad y la resurrección. Podemos reconocer unas 70 especies de plantas que evocan la fertilidad y el renacimiento eterno. También hay animales, como cisnes, caracoles, lagartos, escorpiones, serpientes... Alrededor de la entrada principal, se evoca la ilustre ascendencia que reclamaba para si Augusto: a Rómulo y Remo, al dios Marte, su padre; Eneas hijo de Venus, que se dispone a sacrificar a una cerda. En la otra entrada encontramos a las diosas Roma y Paz, a ésta última la acompañan dos muchachas montadas sobre un dragón marino, hay otra que está montada sobre un cisne. Simbolizan la tierra y el aire. A los lados del altar nos encontramos con toda la familia imperial formando un largo cortejo. En la escena mejor conservada podemos distinguir a Augusto (a la izquierda, el que lleva la corona de laureles), Agripa (lleva la cabeza cubierta con un faldón de su toga), a su hijo, el pequeño Cayo César, y a Julia, hija de Augusto y esposa de Agripa.
Vamos que era toda una propaganda de los mucho que había hecho Augusto por el imperio y por la ciudad. Augusto se vanagloriaba al final de su vida de haber dejado una "Roma de mármol" cuando había encontrado "una ciudad de ladrillo".
Ahora sólo vemos el mármol, pero hay que tener en cuenta que cuando lo construyeron estaba todo pintado, tal y como podéis leer en el siguiente artículo.
En frente mismo del Ara Pacis se encuentra lo que fue el Mausoleo de Augusto, está medio escondido entre la vegetación y detrás de unas vallas. No se puede visitar actualmente está en restauración, está previsto abrirlo al público en el 2016. Con motivo del 2,000 aniversario de la muerte de Augusto.
En el año 410 Roma fue saqueada por los visigodos, y el mausoleo no escapó de sus garras, las cenizas de los emperadores Augusto, Tiberio y Claudio acabaron esparcidas por la ciudad.
En la Edad Media se transformó en castillo y fortaleza que acogía a familias nobles, en el siglo XVIII se reconvirtió en una plaza de toros, más tarde se utilizó para organizar espectáculos de fuegos artificiales, hasta que a principios del siglo XX se convirtió en una sala de conciertos. Mussolini consideraba que el uso que se le estaba dando era un insulto al orgullo nacional italiano, y a la herencia romana recibida, así que en 1936 ordenó que cesaran los conciertos, planto cuatro cipreses y construyó una torre de dos plantas en el centro del mausoleo, para indicar el lugar donde habían estado las cenizas de Augusto. Mussolini, que quería presentarse como el nuevo Augusto, hizo reconstruir la zona del Ara Pacis y de Piazza Augusto Imperatore, con un modelo de arte político que pretendía asociar la Italia fascista a la antigua Roma. Después de su caída, el edificio no se incluyó en el circuito turístico de la ciudad, no podía competir con el Coliseo o el Foro, acabó siendo refugio de mendigos y prostitutas, hasta que se han dado cuenta del potencial que tiene, y han decidido invertir en su restauración unos 2 millones de euros para intentar reabrirlo el 2016.
Si seguís por la Vía de Ripetta hacer una parada en la heladería del número 71, es una heladería pequeñita pero tienen unos helados muy grandes, el de manzana verde es espectacular, se trata de la Gelateria Paradice con muy buenas críticas en Tripadvisor.
El paseo continuará por la misma calle hasta llegar a la Piazza del Popolo, de la que hablaremos en un siguiente artículo o post.
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