El último recorrido que hicimos visitando los castillos del Loira, nos quedamos en el Château d'Ussé, el castillo inspirador del cuento de la Bella Durmiente. Dejaremos a la princesa durmiendo, esperando a su príncipe azul, y deseando que no le salga rana, para tomar la carretera D7 que en 20 minutos nos llevará al Château d'Azay-Le-Rideau.
Según Honoré de Balzac es un "diamante de múltiples facetas engarzado en el Indre", hay que reconocer que es uno de los castillos más populares del Loira. Su silueta y sus fachadas adornadas se reflejan en las aguas del lago que rodean su antiguo foso medieval. Edificado en 1514 por Gilles Berthelot, en 1527 Francisco I lo confiscó. Hay que recordar que Berthelot era tesorero de Francisco I y a la vez el alcalde de Tours, heredaron un castillo muy maltrecho, con la ayuda de su esposa renovó Azay-le-Rideau en 1510 y empezó a transformar las ruinas que se encontraron en un maravilloso palacio renacentista que sería muy adecuado a su posición social. Para halagar a su soberano se le ocurrió grabar en la piedra los emblemas de Francisco I y de su esposa, Claude de France, sobre varias puertas del castillo. Pero esta adulación tan clara no salvó la carrera del alcalde Berthelot, ya que estuvo a punto de ser acusado de malversación y obligado a abandonar el castillo antes de que estuviera terminado, cosa que el rey aprovechó para cedérselo a su capitán de la Guardia de Corps. Pero será la hija de éste la que de su máximo esplendor al castillo.
Exteriormente la fachada de entrada está dominada por una escalera con una galería coronada por un alto bastial, su decoración denota la influencia de los artistas renacentistas italianos. Los elegantes torreones, no protegen, sino más bien adornan la fachada, es la diferencia con las pesadas torres de las fortalezas medievales construidas en el pasado. La escalera central es el elemento arquitectónico más significativo del castillo, está formada por tres tramos rectos con descansillos, en lugar de la escalera de caracol característica de esa época.
De las habitaciones interiores, tal vez la que más destaca es la habitación roja, se trata de la antecámara del Rey. En los muros cuelgan los retratos de Francisco I, Enrique II y Enrique III, entre otros. De entre los cuadros más significativos encontramos la "Dame au Bain", el retrato de una mujer que muestra sin pudor sus senos, es uno de los mejores cuadros del castillo y se supone que es la amante de Enrique IV.
En 10 minutos por la carretera D84 podemos llegar hasta un lugar interesante para todos aquellos que aprecien a Honoré de Balzac, hasta la localidad de Saché. Aquí se encuentra el Château de Saché, bien no es un castillo al uso, con su foso y almenas, sino más bien es una gran villa o caserón que perteneció a llegarnos et Madame Margonne, y que como ilustre invitado tuvieron por un largo tiempo a Honoré de Balzac. Digamos que el escritor en un momento dado de su vida tuvo que huir corriendo y esconderse de sus acreedores, así que aprovechó la hospitalidad de los Margonne y se fue corriendo para allí.
El Château de Saché es una sencilla mansión que fue construida entre el siglo XVI y el XVIII, la actual construcción está muy bien restaurada, una de las salas de recibir ha sido redecorada con una reproducción del brillante papel verde original que tenía un friso pompeyano y que cubría las paredes en tiempos del escritor. En la casa hay recuerdos por todos lados del escritor, fotos, dibujos, recuerdos... incluso la cafetera que solía utilizar para mantenerse despierto durante sus sesiones maratonianas de trabajo. También hay algunas cartas manuscritas y retratos de las mujeres más importantes de su vida. Su hermosa y poco convencional madre, su primer amor Madame du Berry, y su fiel amiga Madame Hanska, con la que acabó casándose poco antes de su muerte en 1850. Fue en este lugar donde escribió "Le Père Goriot" y "Le Lys dans la Valée".
Dejamos atrás esta localidad para llegarnos a través de la D757 hasta Richelieu, situada a unos 40 minutos.
A que os suena el nombre, tal vez os recuerda a un personaje histórico tal vez un poco siniestro, que ha aparecido en las películas de mosqueteros. Sí estamos hablando de Armand Jean de Plessis, más conocido por todos como el Cardenal Richelieu, el que fuera primer ministro de Luís XIII y el hombre más poderoso de Francia, más incluso que el rey al que supuestamente servía.
Resulta difícil encontrar un ejemplo tan bueno de urbanismo del siglo XVII como el que nos ofrece esta localidad, y se lo debemos todo al Cardenal Richelieu. El cardenal decidió construir un enorme palacio cerca de la humilde propiedad de la familia. En 1625 encargó los planos a Jacques Lemercier, arquitecto real (había que tirar de contactos, claro) que había diseñado el Palacio Real y la Iglesia de la Sorbonne. A pesar de ser el hombre más poderoso de Francia con la burocracia se topó, pues hasta 1631 no consiguió el permiso real para llevar a cabo las obras del palacio y de la ciudad amurallada. Una vez diseñados los planos, quien iba a realizar mejor el trabajo que alguien conocido e incluso familiar, pues ea! la construcción de todo fue a cargo de los hermanos de Lemercier, Pierre y Nicolás, para ello no dudaron en emplear a más de 2.000 obreros durante 10 años (ya se sabe el dicho, las obras de palacio van despacio...)
La ciudad de Richelieu es un gran rectángulo todo rodeado de murallas y fosos, y que actualmente son jardines. Tiene tres puertas monumentales, y está atravesada por la Grande Rue, que atraviesa de norte a sur el centro de la ciudad, uniendo dos amplias plazas, está flanqueada por mansiones de estilo clásico. En la plaza sur, la Place du Marché encontramos la Iglesia de Nôtre-Dame, y la galería del mercado, con sus magníficas vigas de madera. También está el antiguo tribunal que ahora aloja el Hôtel de Ville, es decir el ayuntamiento. La plaza que se encuentra al norte se llama Place de les Religieuses, donde se encuentra el convento y la Real Academia, fundada por Richelieu en 1640.
En cuanto al palacio, el Cardenal lo llenó de muebles caros y obras de arte, había cuadros de Caravaggio, de Andrea Mantegna, incluso la estatua de "Los Esclavos" de Miguel Ángel (la que fue concebida para adornar la tumba del papa Julio II) se encontraba adornando una de las fachadas del patio. Actualmente está obra la podemos ver en el Louvre. Extremadamente celoso de su obra, ordenó destruir los castillos más próximos para evitar que le hicieran sombra. Es por ello que durante la Revolución Francesa el palacio fue confiscado, dañado y finalmente desmantelado. Hoy sólo quedan algunas construcciones de los jardines del palacio, dispersas por las 475 hectáreas del Domaine du Parc Richelieu. Pero si queremos conocer como era el palacio en su máximo esplendor, en el número 28 de la Grand Rue hay una representación virtual que nos dará una idea de como era.
Dejamos atrás esta localidad para llegarnos a través de la D757 hasta Richelieu, situada a unos 40 minutos.
A que os suena el nombre, tal vez os recuerda a un personaje histórico tal vez un poco siniestro, que ha aparecido en las películas de mosqueteros. Sí estamos hablando de Armand Jean de Plessis, más conocido por todos como el Cardenal Richelieu, el que fuera primer ministro de Luís XIII y el hombre más poderoso de Francia, más incluso que el rey al que supuestamente servía.
Resulta difícil encontrar un ejemplo tan bueno de urbanismo del siglo XVII como el que nos ofrece esta localidad, y se lo debemos todo al Cardenal Richelieu. El cardenal decidió construir un enorme palacio cerca de la humilde propiedad de la familia. En 1625 encargó los planos a Jacques Lemercier, arquitecto real (había que tirar de contactos, claro) que había diseñado el Palacio Real y la Iglesia de la Sorbonne. A pesar de ser el hombre más poderoso de Francia con la burocracia se topó, pues hasta 1631 no consiguió el permiso real para llevar a cabo las obras del palacio y de la ciudad amurallada. Una vez diseñados los planos, quien iba a realizar mejor el trabajo que alguien conocido e incluso familiar, pues ea! la construcción de todo fue a cargo de los hermanos de Lemercier, Pierre y Nicolás, para ello no dudaron en emplear a más de 2.000 obreros durante 10 años (ya se sabe el dicho, las obras de palacio van despacio...)
La ciudad de Richelieu es un gran rectángulo todo rodeado de murallas y fosos, y que actualmente son jardines. Tiene tres puertas monumentales, y está atravesada por la Grande Rue, que atraviesa de norte a sur el centro de la ciudad, uniendo dos amplias plazas, está flanqueada por mansiones de estilo clásico. En la plaza sur, la Place du Marché encontramos la Iglesia de Nôtre-Dame, y la galería del mercado, con sus magníficas vigas de madera. También está el antiguo tribunal que ahora aloja el Hôtel de Ville, es decir el ayuntamiento. La plaza que se encuentra al norte se llama Place de les Religieuses, donde se encuentra el convento y la Real Academia, fundada por Richelieu en 1640.
En cuanto al palacio, el Cardenal lo llenó de muebles caros y obras de arte, había cuadros de Caravaggio, de Andrea Mantegna, incluso la estatua de "Los Esclavos" de Miguel Ángel (la que fue concebida para adornar la tumba del papa Julio II) se encontraba adornando una de las fachadas del patio. Actualmente está obra la podemos ver en el Louvre. Extremadamente celoso de su obra, ordenó destruir los castillos más próximos para evitar que le hicieran sombra. Es por ello que durante la Revolución Francesa el palacio fue confiscado, dañado y finalmente desmantelado. Hoy sólo quedan algunas construcciones de los jardines del palacio, dispersas por las 475 hectáreas del Domaine du Parc Richelieu. Pero si queremos conocer como era el palacio en su máximo esplendor, en el número 28 de la Grand Rue hay una representación virtual que nos dará una idea de como era.
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