La entrada principal tiene un doble puente levadizo y elaborados parapetos, pero vayamos a los inicios. Esta fortaleza se construyó allá por el año 1000 para vigilar la frontera entre los condados de Blois y de Anjou, recordemos que los titulares de dichos condados estaban permanentemente en guerra por ampliar sus tierras, ya hemos hablado de ellos uno era Fulco Nerra, el más temido y conde de Anjou, y su contrincante era el conde de Blois, Eudes I. El que construyó el castillo fue Eudes, quería tener vigilado a su contrincante y proteger sus dominios. El castillo pasó a manos de un caballero normando, Gelduin, que lo consolidó como una fortaleza, a éste lo sucedió su hijo Geoffroy que al no tener descendencia directa se lo cedió a su sobrina nieta Denise de Fougères que se casaría con Sulpicio I de Amboise, de esta manera el castillo pasó a la casa de Amboise, donde permaneció durante cinco siglos. En 1465 Luis XI mandó arrasar y quemar Chaumont para castigar a Pierre I de Amboise, que había participado junto a otros nobles en un complot contra el rey. Tiempo después Pierre consiguió recuperar el favor real y por consiguiente sus posesiones, su hijo Carlos I, su nieto Carlos II y George de Amboise fueron los que se encargaron de la reconstrucción del mismo a lo largo de los años. Carlos II de Amboise era consejero del rey y fue el primer francés que le hizo un encargo a Leonardo Da Vinci en 1507.
Estamos en pleno Renacimiento, en 1550, Catalina de Médicis adquirió el dominio, porque estaba considerado como uno de los castillos más rentables del Valle del Loira, pero no realizó grandes obras. En él recibió a astrólogos como Ruggieri, Nostradamus...
Según dice la leyenda, fue en Chaumont donde Ruggieri predijo a Catalina el fin de la dinastía de los Valois en beneficio de los Borbones, con la llegada al trono de Enrique IV, rey de Navarra. Cosimo Ruggieri hizo que aparecieran en un espejo los rostros de los tres hijos de la reina, destinados a acceder al trono. El espejo dio tantas vueltas como años reinaría cada uno de ellos, Francisco II (una vuelta, pues sólo reinó de 1559 a 1560), Carlos IX reino de 1560 a 1574 y por último Enrique III que reinó de 1575 a 1589. A la muerte de este último, y con motivo de un torneo Catalina de Médicis, como regente de Francia exigió a Diana de Poitiers que le entregara el castillo de Chenonceau, a cambio del Château de Chaumont. Después de este intercambio de cromos, la antigua favorita del rey, Diana, es la que transforma el palacio y lo deja tal y como podemos verlo en la actualidad. La verdad es que lo visitó puntualmente, fue su hija, en 1573 la que quiso dotar al castillo de un inmenso parque, pero su muerte al año siguiente impidió que el proyecto se llevara a cabo.
El siguiente propietario fue Jacques Donatien-Le Ray, intendente de Los Inválidos de Luis XVI era originario de Nantes, y amasó una fortuna como comerciante que le permitió comprar el castillo en 1750. En 1772 crea dos manufacturas, una de cerámica y otra de vidrio, en el lugar de las actuales caballerizas. La gestión de las mismas las llevó a cabo Jean Baptiste Nini, el mismo que decoró el castillo que los medallones que llevan la cara de Benjamin Franklin. Y ahora preguntaréis que ¿qué pinta Benjamin Franklin en un castillo del Loira? pues como Le Ray era simpatizante de la causa insurgente de las colonias norteamericanas para la guerra de la Independencia, el hombre actuó como intermediario entre el rey Luis XVI y los representantes norteamericanos como Benjamin Franklin, Arthur Lee y Silas Deane, además los financió con sus bienes personales y los alojó en su castillo. El nuevo propietario ordenará que se destruya el ala norte del castillo para poder tener unas maravillosas vistas sobre el Loira.
El siguiente propietario fue Jacques Donatien-Le Ray, intendente de Los Inválidos de Luis XVI era originario de Nantes, y amasó una fortuna como comerciante que le permitió comprar el castillo en 1750. En 1772 crea dos manufacturas, una de cerámica y otra de vidrio, en el lugar de las actuales caballerizas. La gestión de las mismas las llevó a cabo Jean Baptiste Nini, el mismo que decoró el castillo que los medallones que llevan la cara de Benjamin Franklin. Y ahora preguntaréis que ¿qué pinta Benjamin Franklin en un castillo del Loira? pues como Le Ray era simpatizante de la causa insurgente de las colonias norteamericanas para la guerra de la Independencia, el hombre actuó como intermediario entre el rey Luis XVI y los representantes norteamericanos como Benjamin Franklin, Arthur Lee y Silas Deane, además los financió con sus bienes personales y los alojó en su castillo. El nuevo propietario ordenará que se destruya el ala norte del castillo para poder tener unas maravillosas vistas sobre el Loira.
En 1803, Germaine de Staël debe exiliarse por imposición de Napoleón I, pero antes de irse se aloja en casa de su amigo Leray, hijo del anterior. De abril a agosto de 1810, Madame de Stäel se alojará en él mientras supervisa la impresión de su libro "De l'Allemagne", en la ciudad de Tours. Su presencia en el castillo hizo que la visitasen personajes célebres de la época, como los condes de Sabran, los de Salaberry, Madame Récamier, Adelbert Von Chamisso y el autor de Adolphe, Benjamín Constant.
En 1833, el conde de Aramon será el nuevo propietario, y dedicará la mayor parte de sus esfuerzos y dinero a la creación del parque que tanto deseaba la hija de Diana de Poitiers. El conde murió y su viuda se caso de nuevo con el vizconde Joseph Walsh que encargó la restauración del castillo al arquitecto Jules Potier de la Morandière, pero no pudo hacer frente a los gastos de la restauración y tuvo que poner a la venta el castillo en 1872.
Un día de junio de 1875 se encuentra por los alrededores una jovencita de 17 años, se trata de Marie-Charlotte-Constance Say, la hija del azucarero Louis Say y sucumbe ante los encantos del castillo. Estaba paseando por la rivera del río junto a su hermana la marquesa de Brissac, cuando lo vio y no paró hasta conseguir ser la dueña del mismo. Ese mismo año se caso con el príncipe Heri-Amédée de Broglie en la iglesia de la Madeleine de París,tal y como correspondía a una rica heredera del imperio azucarero. Aunque era huérfana, su dote constó de doce millones de francos de oro, y la propiedad del castillo de Chaumont, además de un palacete en la Rue de Solférino en París. Era la heredera más rica de Francia, después como no de los Rothschild. Dejaron atrás París y se fueron a vivir al castillo, donde solían residir la mitad del año. Era la anfitriona perfecta, siempre tenía a una quincena de invitados de forma estable durante varias semanas, a parte de los que la visitaban los fines de semana y a los que solía llamar "los pasajeros volantes" y que solían ser altezas o príncipes reales. Por aquí fueron desfilando Eduardo VII de Inglaterra, Carlos de Portugal. Así como artistas como Sarah Bernard, y sabios de renombre. La princesa de Broglie era fantasiosa y muy caprichosa, y detestaba sobre todas las cosas las normas y la disciplina. Como su chef nunca sabía a que hora podía tener hambre, solía preparar varias cenas similares para tener siempre una a punto de servir, lo malo es que los menús solían ser de 11 platos, con postres!.
Era una mujer especial y muy excéntrica que incluso poseyó un elefante, al que bautizó como Miss Pundji, al ser un presente del maharaja de Kapurtala, uno de sus invitados con asiduidad. El elefante vivió con la familia hasta su muerte, su tumba se encuentra a orillas del Loira bajo los árboles.
Todo parecía perfecto y maravilloso, pero la mala gestión de las inversiones del director de las azucareras Say, los llevó a la quiebra. Suerte que tenía a su lado al príncipe de Broglie, y que la fortuna personal de su esposa se mantuvo a salvo. Los tres hijos de la pareja se reunieron y después de hablar largo y tendido del desorbitado tren de vida que llevaba la casa decidieron que como medida de ahorro se suprimieran los panecillos con foie-gras que se servían en la merienda. La princesa de Broglie aún tenía bastantes millones para mantener el tren de vida que adoraba, y a su generosa hospitalidad permitió seguir rodeándose de amigos ya fueran fieles o interesados.
El que en realidad gestionaba el castillo y los terrenos era el príncipe, pero murió en noviembre de 1917, su esposa quedó desamparada pues desconocía como gestionar el castillo. En 1920 el Crack del 29 le afectó bastante, pero seguía con su ritmo de vida. Un año más tarde decidió casarse en Londres con el Infante Luis Fernando de Orleans y Borbón, ella tenía ya 72 años y el 43.
Luis Alfonso de Orleans, era el hijo pequeño de la Infanta Eulalia y por lo tanto primo hermano del rey Alfonso XIII. Pero la relación con su familia era pésima, podríamos considerarlo como el garbanzo negro de la familia por sus andanzas. En 1924 resultó ser expulsado de España por estar envuelto en tráfico de drogas, su primo el rey le anuló todos sus privilegios como infante de España, lo que provocó su ira y llegó a decirle a su primo que un día "el pueblo español te dará una patada en el trasero, pues es lo que te mereces". Dos años más tarde fue detenido en la frontera con Portugal, iba vestido de mujer y lo acusaron de contrabando además de homosexual.
Al final se fue a París, al París de la Belle Epoque, donde se lo pasaba en grande con su amante portugués Antonio de Vasconcellos. Hacía ya tiempo que el infante había entablado amistad con la Princesa Constance de Broglie, y todos conocemos a la princesa como era, tan impetuosa y extravagante que decidió casarse con el infante para convertirse en Marie de Orléans, estos eran los motivos de ella, los de él eran puramente económicos, pues estaba sin blanca. Era 1930, la familia de ella puso el grito en el cielo, y presentaron batalla legal para impedir la boda, viendo el currículo del novio. Al final los tribunales le dieron la razón a ella, y se casó con el infante de España. Al final se trasladaron a vivir a la Riviera Italiana, se ve que el castillo era demasiado aburrido para don Luis, en la Riviera el infante se dedicó a vivir la vida loca, de fiesta en fiesta, tanto que se pulió la pasta en poco tiempo. El Palacete de la Rue Solférino acabó siendo vendido, al igual que numerosas obras de arte, hasta que en 1937 el estado les expropió el castillo de Chaumont alegando una "utilidad pública", a cambio recibieron 1.800.000 millones de francos de oro, la princesa y el infante no dudaron en entregar las llaves corriendo para así podes vivir bien la vida en los mejores hoteles de lujo como el Ritz o el George V. Al final al no poder seguir el ritmo de vida de su esposo decidió comprarse un apartamento en la Rue de Grenelle, donde falleció el 15 de julio de 1943 a los 86 años.
En 1935 el Infante es detenido por la brigada antivicio y es extraditado a Francia. Durante la Segunda Guerra Mundial el infante se dedicó a causas un poco más loables, como salvar a muchos miembros de la Resistencia, ayudado por su tía la Infanta Paz. Entre sus locuras se encontraba pasearse a plena luz del día por las calles de Berlín, luciendo una estrella amarilla cosida en su ropa como hacían los pobres judíos, era su manera de protestar. En 1943 quedó viudo, y esos últimos años se retiró a vivir a una residencia, dos años más tarde, el 20 de junio de 1945 morirá tras una operación bastante complicada de testículos, sufría cáncer y tenían que amputárselos. En la actualidad el Infante sigue enterrado en la Iglesia del Corazón de María de París, es el único miembro de la familia real que permanece enterrado en el extranjero, se ve que aún no le han perdonado sus desmanes para poder trasladarlo al Panteón de los Infantes del Escorial.
A media hora de aquí se encuentra el Château de Cheverny, hay que coger la carretera D77 para poder llegar.
En la litografía podemos ver el primer castillo que fue construido en el siglo XVI, del que queda ya más bien poco, sus huellas pueden verse en algunas dependencias. A mitad del siglo XVI el señorío pasó a manos de Diana de Poitiers, la amante de Enrique II y eterna rival de Catalina de Médicis, la historia ya la hemos explicado en post anteriores, pero Diana lo venderá al hijo del que había sido propietario anterior, los Hurault. Henri Hurault y su esposa decidieron realizar algunas reformas y encargaron las obras a Jacques Bougier (al que se conocía como Boyer de Blois) que utilizará la piedra originaria del valle del Cher, la conocida toba de Bourrés, cuya cualidad es que se endurece con el paso del tiempo y se va blanqueando, es por ello que las fachadas del castillo siempre están blancas.
Durante los 150 años siguientes, el castillo va cambiando de dueño hasta que en 1825, vuelve a las manos de la familia Hurault. Abierto al público desde 1922, por una idea que tuvo el tío abuelo del actual propietario, Philippe de Vibraye, debió primero obtener la autorización de su madre, que aceptó abrirlo al público con la condición de que el castillo permaneciera cerrado los martes, pues ese día en concreto ella recibía a sus amigos.
También se puede asistir a una hora determinada, para ver como les dan de comer. Este castillo fue el que inspiró a Hergé, para dibujar el castillo de Moulinsart, la vivienda del Capitán Haddock. Es por ello que tanto el castillo y la Fundación Hergé se asociaron para llevar a cabo la exposición permanente sobre "Los secretos de Moulinsart", en la que se puede ver la habitación de Tintín, el laboratorio del profesor Tornasol, la bodega del castillo de Moulinsart...
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