Cuando uno está visitando los Castillos del Loira, siempre suele ir a los más conocidos, los más nombrados y fotografiados. Y por el camino se dejan maravillas como sería el castillo del que hoy hablaremos.
El castillo tiene dos particularidades, la primera es que tiene uno de los fosos secos más profundos de Europa, de unos 18 metros. Hay que decir que en un primer momento, el foso tenía unos 12 metros, pero tal vez pensaron que no eran suficientemente profundos. La segunda particularidad del castillo proviene de su inusual red de cavidades y túneles, excavados, a lo largo del tiempo, en el subsuelo de piedra caliza. En esas cavidades se protegían a personas y animales, había cocinas, bodegas, hornos de pan... de momento se conocen unos cuatro kilómetros, de los cuales solo 1,5 se pueden visitar.
La existencia de estas cavidades subterráneas y su ocupación está atestiguada desde el siglo XI, incluso antes de que los principales castillos del Loira fuesen construidos. El castillo pertenece a Jean Colbert, descendiente directo del ministro de Luis XIV, Colbert. Los herederos decidieron abrir el castillo al público hace quince años, y aún están investigando las galerías subterráneas que quedan por habilitar para la visita al público, es por ello que viven en una de las alas del castillo.
La existencia de estas cavidades subterráneas y su ocupación está atestiguada desde el siglo XI, incluso antes de que los principales castillos del Loira fuesen construidos. El castillo pertenece a Jean Colbert, descendiente directo del ministro de Luis XIV, Colbert. Los herederos decidieron abrir el castillo al público hace quince años, y aún están investigando las galerías subterráneas que quedan por habilitar para la visita al público, es por ello que viven en una de las alas del castillo.
A parte del subsuelo, en el castillo se puede visitar la sala del marqués, la de la marquesa, la cocina, la gran galería, el salón de baile, la habitación de Richelieu...
Cuando el "Halcon Negro", que era como lo apodaban, se marcho a expiar sus culpas a Tierra Santa, cedió el castillo a su vasallo Berlay Giraud, que se hizo cargo del mismo. Pasaba el tiempo y el castillo iba cambiando de manos y de familias. Durante la Revolución Francesa, el señor del castillo, Jean-Brittany de Trémoille, permaneció fiel al rey Luis XVI, pero el castillo fue requisado y se convirtió en una prisión para mujeres monárquicas. Tras la revolución el castillo fue comprado por un rico comerciante de Saumur para regalárselo a su hija que se casaba con el barón Alexandre Adrien de Grandmaison, oficial de la guardia de Carlos X. Durante la I Guerra Mundial, el castillo se utilizará como hospital militar, y acogerá cerca de 1.200 soldados. El castillo tiene visitas guiadas, tal vez lo que más llama la atención es la cocina medieval. Además a los que les guste la cultura del vino, aquí seguro que disfrutarán con las catas que ofrecen de sus propios vinos.
A media hora de camino tenemos otro castillo, el Château de Brissac.
Este castillo es famoso por albergar cada año el Festival del Valle del Loira, hay una vieja leyenda que explica que dos jóvenes amantes merodean por el interior del castillo, los protagonistas son la esposa de Jacques Breze y su amante, quienes fueron asesinados por el dueño del castillo tras descubrir su aventura.
El castillo fue edificado en el siglo XV, y reconstruido por un ministro del rey Carlos VII, durante las guerras de Religión se vio muy dañado, pero fue gracias a Carlos II de Cossé el que consigue rescatarlo de una demolición segura, dado al estado en que quedó. Gracias a una donación de Enrique de Navarra, pudo reconstruirlo, el futuro Enrique IV le agradeció sobremanera el apoyo que le dio para poder ser coronado como rey de Francia. En 1611, el castillo se reedificó y se convirtió en el castillo más alto de todo el país. Durante la Revolución Francesa fue saqueado y arruinado nuevamente, por lo que en 1844 se decidió restaurarlo de nuevo, trabajos que se acabaron a finales de ese siglo.
El castillo se distribuye en siete plantas, y cuenta con unos bellos techos dorados, una extensa colección de tapices Gobelinos, tapices flamencos y mobiliario antiguo de gran valor. En su interior hay un espacioso teatro, el Teatro Belle Époque, que está iluminado por una gran araña de ópera.
Este castillo se encuentra habitado por la familia de los duques de Brissac, pero no ocupan las 204 habitaciones de las que dispone el castillo. Si no queréis visitar el edificio, podéis dar un paseo por los magníficos jardines, bueno más bien es un parque de 70 hectáreas, atravesado por un río, y plagado de árboles centenarios.
A media hora de camino tenemos otro castillo, el Château de Brissac.
El castillo fue edificado en el siglo XV, y reconstruido por un ministro del rey Carlos VII, durante las guerras de Religión se vio muy dañado, pero fue gracias a Carlos II de Cossé el que consigue rescatarlo de una demolición segura, dado al estado en que quedó. Gracias a una donación de Enrique de Navarra, pudo reconstruirlo, el futuro Enrique IV le agradeció sobremanera el apoyo que le dio para poder ser coronado como rey de Francia. En 1611, el castillo se reedificó y se convirtió en el castillo más alto de todo el país. Durante la Revolución Francesa fue saqueado y arruinado nuevamente, por lo que en 1844 se decidió restaurarlo de nuevo, trabajos que se acabaron a finales de ese siglo.
Este castillo se encuentra habitado por la familia de los duques de Brissac, pero no ocupan las 204 habitaciones de las que dispone el castillo. Si no queréis visitar el edificio, podéis dar un paseo por los magníficos jardines, bueno más bien es un parque de 70 hectáreas, atravesado por un río, y plagado de árboles centenarios.
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