La actual ciudad de Porto (Oporto) se formó hace ya más de 100.000 años, cuando unos pequeños grupos de recolectores y cazadores que se encontraban dispersos por el litoral marítimo portugués, decidieron establecerse en un lugar concreto, a la orilla del río Duero. Al empezar a dominar el pastoreo y la agricultura los poblados fueron creciendo, y uno de ellos se convirtió en Porto.
Esta es la historia real y más lógica, luego tenemos la legendaria, según la cual Oporto fue fundada por Cale, uno de los argonautas que acompañaban a Jasón (sí, el de Jasón y los Argonautas…) es decir que ya tenemos al fundador legendario, pues, sí Lisboa tiene a Ulises como fundador, oporto su gran competidora no podía ser menos.
Cuando los romanos aparecieron por la zona, a esta pequeña aldea llamada Cale le añadieron el Puerto (Portus). Así que si unimos el “Portus” romano con el “Cale” existente, ya tenemos el nombre del País: Portucale que acabaría derivando en Portugal.
Oporto se encuentra situada entre Braga y Lisboa, por lo que se convirtió en una ciudad floreciente al comerciar con ambas ciudades, eso fue hasta que cayó en manos visigodas en el siglo V. Allá por el siglo VIII sería ocupada por los árabes, hasta su reconquista en el siglo IX por parte de un gallego, llamado Vimara Pérez, y que posteriormente como agradecimiento nombrarían gobernador del Condado Portugalense, además de ser el fundador de la ciudad de Guimaraes (a la que bautizó como Vimaranis).
En el año 1123 el obispo D. Hugo concedió a Oporto la carta foral a los moradores de la ciudad, lo que impulsó que se poblase y se desarrollase el hasta ahora pequeño burgo.
En la Alta Edad Media, Porto ya era una urbe episcopal amurallada, siendo el punto de convergencia de las vías y carreteras que la unían a otras regiones. Fue dentro de las murallas de la ciudad, donde en 1387, el rey D. Joao I se casó con doña Filipa de Lencastre para así consolidar la alianza luso-británica, de este matrimonio nació el infante D. Henrique, gran impulsor de los descubrimientos portugueses.
Don Henrique tiene mucho que ver con que a los habitantes de Oporto los llamen “Tripeiros”, según la tradición se cuenta que la población de la ciudad cedió toda la carne que había para alimentar a los hombres que participaban en la expedición que conducía el Infante con destino a Ceuta en 1415. A los portuenses sólo les quedó para comer la casquería, así que apareció un nuevo plato las “tripas à Moda do Porto”.
La época dorada de la ciudad sería el siglo XVIII, la ciudad se llenó de bellos edificios de estilo neoclásico y barroco gracias a las ganancias que supuso la industria vinícola.
Porto fue una de las ciudades que más sufrió por las invasiones francesas del ejército de Napoleón. En la memoria aún permanece la catástrofe que sucedió el 29 de marzo de 1809, cuando miles de ciudadanos de Oporto huían por el Ponte das Barcas de la carga de bayonetas que había ordenado el Mariscal Soult durante la Guerra de la Independencia, en plena segunda invasión francesa del país. El problema es que el Ponte das Barcas era el primer puente que se construyó sobre el Duero, fue proyectado por Carlos Amarante e inaugurado 3 años antes de que sucediera la desgracia.
Porto fue una de las ciudades que más sufrió por las invasiones francesas del ejército de Napoleón. En la memoria aún permanece la catástrofe que sucedió el 29 de marzo de 1809, cuando miles de ciudadanos de Oporto huían por el Ponte das Barcas de la carga de bayonetas que había ordenado el Mariscal Soult durante la Guerra de la Independencia, en plena segunda invasión francesa del país. El problema es que el Ponte das Barcas era el primer puente que se construyó sobre el Duero, fue proyectado por Carlos Amarante e inaugurado 3 años antes de que sucediera la desgracia.
En su diseño original se componía de 20 barcas amarradas por cabos de acero, y que se podía separar en dos partes para así facilitar que los barcos pudieran navegar por el río. Al ser el único puente, todos huían hacia la otra orilla del río, tal acumulación de gente en las barcas hizo que los amarres de acero no soportaran el peso y las barcas se hundieran con todos los que estaban a bordo. En recuerdo de los sucedido se realizó un bajo relieve “Alminhas da Ponte” en 1897 a cargo del escultor Teixeira Lopes. Este bajo relieve se encuentra a pocos metros del puente D. Luis, en una pared cerca de uno de los arcos de La Ribeira. El lugar donde estaba el Ponte das Barcas, lo situaréis al lado mismo del emblema de Oporto, del Ponte D. Luis I, hay dos pilares que nos marcan el lugar en el que antes había estado el ponte das Barcas. Después de la desgracia ocurrida, se decidió que una de las mejores manera de unir las dos orillas sería a través de un Puente Colgante (Ponte Pensil), que se empezó a construir en 1841. A este puente lo bautizaron como el Ponte Doña María II y fue inaugurado dos años más tarde, para conmemorar el aniversario de la coronación de la reina María II. Proyectado por los ingenieros Mellet y Bigot, tenía unos pilares de piedra de 15 metros de altura, y unos 150 metros de largo y 6 de ancho. Se elevaba diez metros sobre el nivel medio de las aguas del Duero. El vano medía 170 metros y para comprobar que era suficientemente resistente y que aguantaría el peso ses colocaron encima del mismo cerca de 100 barriles, que eran aproximadamente más de 105 toneladas de peso. Este puente se mantuvo en uso durante unos 45 años, hasta que fue reemplazado por el símbolo de la ciudad el Puente D. Luis I.
Al lado del puente actual podemos ver dos pilares aún en pie, también la casa de la guardia militar, medio en ruinas, dichos guardias regulaban el puente cobrando peajes de paso y aseguraban el orden de todos los que por allí discurrían.
En 1881 el puente queda pequeño, es necesario ampliarlo, pero en lugar de ello deciden construir uno nuevo junto a este, que duplicaría la capacidad del anterior, además permitiría la comunicación directa de los barrios altos y bajos, tanto de Oporto como de Vilanova de Gaia en la orilla opuesta. Proyectado por el ingeniero Joao Joaquim Matoso, y construido por Théophile Seyring, discípulo de Gustave Eiffel.
Es un puente con dos tableros metálicos, es decir tiene dos alturas, el superior tiene cerca de 390 metros de longitud y a cota de 62 metros, mientras que el inferior tiene 174 metros de longitud y a cota de 10 metros. Ambos están soportados por un arco metálico de 172 metros de luz. Se inauguró el 31 de octubre de 1886, y coincidió con el establecimiento de los primeros tranvías eléctricos de la ciudad, en 1885, Oporto fue la primera ciudad de toda la península en instalarlos y durante muchos años traspasaron el puente por la parte superior. Ahora lo hace el metro, mientras que por el inferior lo hace el tráfico rodado, ya sea coche, moto, bicicletas, autocares e incluso peatones. Los peatones pueden hacerlo tanto por el tablero inferior, o por el superior, todo depende de a qué zona de la ciudad vayas.
El siglo XIX para Oporto fue muy difícil, después de la invasión francesa, se convirtió en fundamental para la defensa de los ideales del liberalismo, fue la sede de la Revolución Liberal de 1820, y aguantó un duro cerco de las tropas Miguelistas en 1832. El coraje con el que los habitantes de la ciudad soportaron el cerco les valió la atribución por la reina María II del sobrenombre de Invicta Ciudad do Porto, única entre el resto de las ciudades. La defensa de los principios de la democracia, de la igualdad y del humanismo, se reveló de nuevo, ya a finales del siglo XIX, con la primera manifestación para instaurar la República y derribar la monarquía, en 1891. Durante un breve periodo de inicios del siglo XX, Oporto se convirtió en la capital de un Norte de Portugal independiente.
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