Hoy os propongo una excursión de domingo por la mañana, y no hace falta salir de París. Tiene que ser en domingo porque es cuando esta zona está más animada, más esplendorosa, más viva...
Para que el recorrido sea más cómodo es mejor hacerlo bajando la calle, estamos en lo alto de la Montaigne Ste. Genèvieve, en el antiguo pueblo de Saint Médard. Este antiguo pueblo apareció después de que se construyera una capilla dedicada a Saint Médard, y que alojaba parte de sus reliquias. Alrededor de la capilla se formó una aldea, estaba en las afueras de lo que por aquel entonces era el París medieval. Es uno de los pueblos más antiguos de la capital, y estaba a los pies de la calzada romana que llevaba a Roma vía Lyon (y que correspondería con la actual rue Mouffetard). Hay que imaginarnos un lugar pequeño, rodeado de campos arados, prados y viñedos, con algunas casas de campo situadas a orillas del río Biévre (actualmente subterráneo). Durante el siglo XV ya está considerado como un suburbio de la capital, donde se encuentran los centros de producción y los artesanos, así mismo el pueblo acogió a todos lo oficios que se consideraban "pestilentes" o contaminantes para la ciudad de París. Es decir que los oficios que fueron prohibidos en París, como carniceros cuyos callos se lavaban en el río, así como las vísceras de los animales, curtidores, peleteros, tintoreros, tejedores... fueron exiliados a las afueras de la ciudad. Y que mejor lugar que Saint Médard, cercano a la urbe y con un pequeño río cuya agua era esencial para estos oficios. Pero no solo de estos oficios vivirá el barrio, a lo largo de la Rue Mouffetard se asentaran los cabarets y tabernas donde descansar y divertirse olvidándose del trajín diario y de la miseria. Será en el siglo XVII cuando el barrio se anexará a París, y se empezará a urbanizar la zona. En el siglo XIX el carácter popular de la zona cada vez será mayor hasta llegar a nuestros días.
Empezaremos por la Place de la Contrescarpe, una plaza sencilla pero a la vez encantadora, en la que confluyen varias calles interesantes por los que vivieron en ellas. Como en el número 74 de la Rue Cardinal Lemoine, donde se alojó por un tiempo Ernest Hemingway y su primera esposa, tal y como indica la placa que hay al lado de la puerta azul eléctrico. En el número 71 de esta misma calle James Joyce acabó su gran obra "Ulises". Un hotel encantador en el que alojaros seria el Hôtel des Grandes Écoles, situado cerca de la plaza, un hotelito particular típico, con sus jardines y terrazas. Parece mentira que estemos en pleno centro de París.
Otro personaje asiduo del barrio fue George Orwell, que se alojó en un hotel de la Rue du Pot-de-Fer en 1929, para dedicarse a ser escritor, trabajando como lavaplatos en el Hotel Lotti, en el número 7 de la Rue de Castiglioni. Aquí escribió "Sin blanca en París y Londres" donde describe como vivió en la ciudad, con poco dinero.
En la Rue Descartes, entre una farmacia y un bar de copas, en el número 47 encima de una puerta de color verde botella, hay una placa que nos indica que en esta zona estuvo la Porte Bordelles, una de las puertas de la muralla de Felipe Augusto. Así mismo si queréis ver algún resto de lo que queda de esta muralla podéis hacerlo en la Rue Clovis cerca de los números 3 y 7.
En esta plaza hay un edifico datado del año 1200, está en el número 1 y era el famoso cabaret La Pomme de Pin, aquí acudían Molière, Racine, Ronsard, Rabelais y otros tantos literatos pertenecientes a la Pléiade. Al otro lado de la plaza hay un letrero donde podemos leer "Au Negre Joyeux", y debajo entre las dos ventanas un cuadro con un sirviente negro que sirve a una dama. Aquí había una de las primeras fábricas de chocolates, en 1748 (ahora es un supermercado). El rótulo está considerado como un monumento nacional, y está protegido, pero no se libra de polémica pues están sopesando el retirarlo por ofensivo para la comunidad negra.
Ahora sí que dejaremos la Plaza de la Contraescarpa, para coger la Mouffe', es decir la Rue Mouffetard, así es como suelen llamarla los parisinos. El curioso nombre viene de "mouffle", que era como se llamaba antiguamente al hedor que venía del río Bièvre al pie de la colina, donde los desolladores, curtidores, carniceros, tintoreros y otros oficios similares ejercían su trabajo. Estos oficios en un principio se desarrollaban en el París medieval, pero debido a los malos olores de esta industria así como la contaminación que hacían fueron desterrados al barrio de Saint Médard.
Bajando por la Mouffe' llegaremos al número 52, al lado de una tienda de recuerdos con el nombre de Par'ici (sin comentarios!) hay una puerta estrecha de color verde oscuro, si por casualidad esa puerta esta abierta podréis contemplar un pasaje interior ajardinado (es difícil, pero no imposible).
En la acera de enfrente ahora vemos un edificio moderno, que no pega mucho con el resto de la calle, este edificio tiene su historia. El 24 de mayo de 1938, el antiguo edifico empieza a demolerse para construir uno nuevo, los obreros empiezan su trabajo por una pared que tienen que tirar abajo. Su sorpresa es mayúscula cuando entre los escombros encuentran más de 3.500 monedas de oro, estas monedas aparecen acompañadas de unos legajos testamentarios de Louis de Nivelle, un noble jansenita que era secretario y consejero del rey, además de alguacil de la cancillería del palacio. Y que murió el 10 de septiembre de 1757 poco después de esconder dicho tesoro en la que había sido su casa de soltero. Tras el descubrimiento de dicho tesoro los obreros reclamaron la mitad del mismo, y que el resto se repartiera entre los posibles herederos legales. El problema era encontrar a dichos herederos, para ello se contactó con genealogistas y abogados para solucionar el problema. Pues ya se sabe que cuando hay dinero de por medio aparecen herederos de debajo de las piedras. Al final el tema se solucionó a través de juicios, y casi tres siglos después de la muerte de Nivelle el Tribunal Civil de la Seine dictaminaba que el 83% del tesoro se repartiría entre los 84 herederos encontrados, el resto entre el propietario del inmueble que era el ayuntamiento de París y los obreros.
Seguimos nuestro camino y nos encontramos en una esquina con la Fontaine du Pot-de-Fer. Esta fuente es una de las 14 fuentes que Catalina de Médicis mandó construir para así poder abastecer el Palacio de Luxemburgo.
Después de la fuente, unos metros más abajo nos encontramos con el cuartel de la Guardia Republicana, en el número 61. El cuartel ocupa el solar del convento de las Hermanas de la Misericordia. Dicho convento fue fundado en el siglo XVII y sus religiosas se dedicaban al cuidado de enfermos y necesitados. A principios del siglo XVIII los edificios estaban en mal estado y como la comunidad no tenía suficientes medios, solicitaron a Madame de Maintenon, la amante de Luis XIV, un poco de ayuda. La marquesa consigue que los gastos sea sufragados por la tesorería general y nombra al teniente D'Argenson el control de las obras. El teniente fue al convento para estimar el coste de las obras, durante la visita D'Argenson se prendó de una hermosa novicia a la que instó a escaparse para seguir con su historia amorosa. La abadesa se percató de ello, e impidió que la novicia escapara. D'Argenson enojado le informó a la abadesa que se suspendían las obras. La abadesa estaba en un brete, dejar marchar a la novicia con su amante y poder continuar las obras de reforma. O bien impedir que el convento perdiera una novicia, y práctica como era decidió optar por dejar a los amantes tranquilos y tener su convento rehabilitado. El convento fue clausurado durante la Revolución y pasó a ser el cuartel de la Guardia Republicana que actualmente vemos.
Seguimos paseando por la calle, en el número 69 hay la insignia de un viejo roble, en este lugar había un club revolucionario allá por el 1848, y un baile hasta el 1822. Este cartel en nuevo, el viejo tenía mucha más solera. En el 122 podemos contemplar otro emblema, "la bonne source" (la buena fuente) un dibujo donde se ven a un par de aguadores, la cosa tiene su guasa porque refleja el humor y la alegría del comerciante de vinos del siglo XVIII que se había establecido en el edificio. Ya estamos llegando al final de la calle, a un lado tenemos la Iglesia de Saint Médard, y al otro un edificio bastante curioso, con toda la pared llena de frescos en colores ocres, tierras y marrones es la conocida Maison de Fachetti pertenecientes a unos charcuteros. En 1929 se le encargó a un italiano (Eldi Gueri) que pintase la fachada, y vaya si lo hizo, en el primer piso con escenas campestres, en los superiores pintó jabalíes, cerdos, ciervos, y otros animales... Actualmente en los bajos de la tienda hay una tienda que vende quesos es Androuet un lugar impresionante para los amantes del queso, y no sólo del francés, pues tienen de todo el mundo.
El final de la excursión será la Iglesia de Saint Médard, cuando acaba la rue Mouffetard, y después de catar algunos quesos podemos cruzar las verjas para entrar en la iglesia de Saint Médard. En 1140 tal y como hemos dicho antes, una capilla fue fundada para albergar parte de los restos del santo. Recientemente se ha encontrado que hay tumbas merovingias eso significaría que tal vez tenga un origen aún más antiguo. La nave y la fachada del edifico se remontan al siglo XV. La nave no tiene crucero, sino que se ensancha para formar el coro en el final. El coro y las capillas adyacentes fueron construidas entre 1560 y 1586.
Un secretillo: en la primera capilla del coro, a la izquierda destaca el "Paseo de San José con el niño Jesús" una pintura de 1636 atribuida a Zurbarán. En diciembre de 1561 fue saqueada por los protestantes de la zona, a éste episodio se lo conoce como el Tumulto de Saint Médard. En el siglo XVII fue el centro del jansenismo en la ciudad. En su camposanto (y que ahora está ocupado por la plaza) los parisinos acudían en masa a venerar la tumba de un joven sacerdote, a cuyo espíritu se le atribuían facultades curativas. Era el año 1720, la gente que se reunía en el cementerio solían tomar parte en orgías de convulsiones, histeria y automortificaciones con la esperanza de alcanzar curas milagrosas o visiones. Estas reuniones de "convulsionnaires" debido al revuelo que causaban en la ciudad y en la Santa Sede, fueron interrumpidas por una orden real doce años después mediante un edicto que decía "por mandato del Rey (Luís XV), y en nombre de Dios, quedan prohibidos los milagros en este lugar." Durante la Revolución la iglesia fue cerrada durante unos meses, luego se reabrió convertida en el Templo del Trabajo.
Para que el recorrido sea más cómodo es mejor hacerlo bajando la calle, estamos en lo alto de la Montaigne Ste. Genèvieve, en el antiguo pueblo de Saint Médard. Este antiguo pueblo apareció después de que se construyera una capilla dedicada a Saint Médard, y que alojaba parte de sus reliquias. Alrededor de la capilla se formó una aldea, estaba en las afueras de lo que por aquel entonces era el París medieval. Es uno de los pueblos más antiguos de la capital, y estaba a los pies de la calzada romana que llevaba a Roma vía Lyon (y que correspondería con la actual rue Mouffetard). Hay que imaginarnos un lugar pequeño, rodeado de campos arados, prados y viñedos, con algunas casas de campo situadas a orillas del río Biévre (actualmente subterráneo). Durante el siglo XV ya está considerado como un suburbio de la capital, donde se encuentran los centros de producción y los artesanos, así mismo el pueblo acogió a todos lo oficios que se consideraban "pestilentes" o contaminantes para la ciudad de París. Es decir que los oficios que fueron prohibidos en París, como carniceros cuyos callos se lavaban en el río, así como las vísceras de los animales, curtidores, peleteros, tintoreros, tejedores... fueron exiliados a las afueras de la ciudad. Y que mejor lugar que Saint Médard, cercano a la urbe y con un pequeño río cuya agua era esencial para estos oficios. Pero no solo de estos oficios vivirá el barrio, a lo largo de la Rue Mouffetard se asentaran los cabarets y tabernas donde descansar y divertirse olvidándose del trajín diario y de la miseria. Será en el siglo XVII cuando el barrio se anexará a París, y se empezará a urbanizar la zona. En el siglo XIX el carácter popular de la zona cada vez será mayor hasta llegar a nuestros días.
Empezaremos por la Place de la Contrescarpe, una plaza sencilla pero a la vez encantadora, en la que confluyen varias calles interesantes por los que vivieron en ellas. Como en el número 74 de la Rue Cardinal Lemoine, donde se alojó por un tiempo Ernest Hemingway y su primera esposa, tal y como indica la placa que hay al lado de la puerta azul eléctrico. En el número 71 de esta misma calle James Joyce acabó su gran obra "Ulises". Un hotel encantador en el que alojaros seria el Hôtel des Grandes Écoles, situado cerca de la plaza, un hotelito particular típico, con sus jardines y terrazas. Parece mentira que estemos en pleno centro de París.
Otro personaje asiduo del barrio fue George Orwell, que se alojó en un hotel de la Rue du Pot-de-Fer en 1929, para dedicarse a ser escritor, trabajando como lavaplatos en el Hotel Lotti, en el número 7 de la Rue de Castiglioni. Aquí escribió "Sin blanca en París y Londres" donde describe como vivió en la ciudad, con poco dinero.
En la Rue Descartes, entre una farmacia y un bar de copas, en el número 47 encima de una puerta de color verde botella, hay una placa que nos indica que en esta zona estuvo la Porte Bordelles, una de las puertas de la muralla de Felipe Augusto. Así mismo si queréis ver algún resto de lo que queda de esta muralla podéis hacerlo en la Rue Clovis cerca de los números 3 y 7.
En esta plaza hay un edifico datado del año 1200, está en el número 1 y era el famoso cabaret La Pomme de Pin, aquí acudían Molière, Racine, Ronsard, Rabelais y otros tantos literatos pertenecientes a la Pléiade. Al otro lado de la plaza hay un letrero donde podemos leer "Au Negre Joyeux", y debajo entre las dos ventanas un cuadro con un sirviente negro que sirve a una dama. Aquí había una de las primeras fábricas de chocolates, en 1748 (ahora es un supermercado). El rótulo está considerado como un monumento nacional, y está protegido, pero no se libra de polémica pues están sopesando el retirarlo por ofensivo para la comunidad negra.
Ahora sí que dejaremos la Plaza de la Contraescarpa, para coger la Mouffe', es decir la Rue Mouffetard, así es como suelen llamarla los parisinos. El curioso nombre viene de "mouffle", que era como se llamaba antiguamente al hedor que venía del río Bièvre al pie de la colina, donde los desolladores, curtidores, carniceros, tintoreros y otros oficios similares ejercían su trabajo. Estos oficios en un principio se desarrollaban en el París medieval, pero debido a los malos olores de esta industria así como la contaminación que hacían fueron desterrados al barrio de Saint Médard.
Bajando por la Mouffe' llegaremos al número 52, al lado de una tienda de recuerdos con el nombre de Par'ici (sin comentarios!) hay una puerta estrecha de color verde oscuro, si por casualidad esa puerta esta abierta podréis contemplar un pasaje interior ajardinado (es difícil, pero no imposible).
En la acera de enfrente ahora vemos un edificio moderno, que no pega mucho con el resto de la calle, este edificio tiene su historia. El 24 de mayo de 1938, el antiguo edifico empieza a demolerse para construir uno nuevo, los obreros empiezan su trabajo por una pared que tienen que tirar abajo. Su sorpresa es mayúscula cuando entre los escombros encuentran más de 3.500 monedas de oro, estas monedas aparecen acompañadas de unos legajos testamentarios de Louis de Nivelle, un noble jansenita que era secretario y consejero del rey, además de alguacil de la cancillería del palacio. Y que murió el 10 de septiembre de 1757 poco después de esconder dicho tesoro en la que había sido su casa de soltero. Tras el descubrimiento de dicho tesoro los obreros reclamaron la mitad del mismo, y que el resto se repartiera entre los posibles herederos legales. El problema era encontrar a dichos herederos, para ello se contactó con genealogistas y abogados para solucionar el problema. Pues ya se sabe que cuando hay dinero de por medio aparecen herederos de debajo de las piedras. Al final el tema se solucionó a través de juicios, y casi tres siglos después de la muerte de Nivelle el Tribunal Civil de la Seine dictaminaba que el 83% del tesoro se repartiría entre los 84 herederos encontrados, el resto entre el propietario del inmueble que era el ayuntamiento de París y los obreros.
Seguimos nuestro camino y nos encontramos en una esquina con la Fontaine du Pot-de-Fer. Esta fuente es una de las 14 fuentes que Catalina de Médicis mandó construir para así poder abastecer el Palacio de Luxemburgo.
Después de la fuente, unos metros más abajo nos encontramos con el cuartel de la Guardia Republicana, en el número 61. El cuartel ocupa el solar del convento de las Hermanas de la Misericordia. Dicho convento fue fundado en el siglo XVII y sus religiosas se dedicaban al cuidado de enfermos y necesitados. A principios del siglo XVIII los edificios estaban en mal estado y como la comunidad no tenía suficientes medios, solicitaron a Madame de Maintenon, la amante de Luis XIV, un poco de ayuda. La marquesa consigue que los gastos sea sufragados por la tesorería general y nombra al teniente D'Argenson el control de las obras. El teniente fue al convento para estimar el coste de las obras, durante la visita D'Argenson se prendó de una hermosa novicia a la que instó a escaparse para seguir con su historia amorosa. La abadesa se percató de ello, e impidió que la novicia escapara. D'Argenson enojado le informó a la abadesa que se suspendían las obras. La abadesa estaba en un brete, dejar marchar a la novicia con su amante y poder continuar las obras de reforma. O bien impedir que el convento perdiera una novicia, y práctica como era decidió optar por dejar a los amantes tranquilos y tener su convento rehabilitado. El convento fue clausurado durante la Revolución y pasó a ser el cuartel de la Guardia Republicana que actualmente vemos.
Seguimos paseando por la calle, en el número 69 hay la insignia de un viejo roble, en este lugar había un club revolucionario allá por el 1848, y un baile hasta el 1822. Este cartel en nuevo, el viejo tenía mucha más solera. En el 122 podemos contemplar otro emblema, "la bonne source" (la buena fuente) un dibujo donde se ven a un par de aguadores, la cosa tiene su guasa porque refleja el humor y la alegría del comerciante de vinos del siglo XVIII que se había establecido en el edificio. Ya estamos llegando al final de la calle, a un lado tenemos la Iglesia de Saint Médard, y al otro un edificio bastante curioso, con toda la pared llena de frescos en colores ocres, tierras y marrones es la conocida Maison de Fachetti pertenecientes a unos charcuteros. En 1929 se le encargó a un italiano (Eldi Gueri) que pintase la fachada, y vaya si lo hizo, en el primer piso con escenas campestres, en los superiores pintó jabalíes, cerdos, ciervos, y otros animales... Actualmente en los bajos de la tienda hay una tienda que vende quesos es Androuet un lugar impresionante para los amantes del queso, y no sólo del francés, pues tienen de todo el mundo.
El final de la excursión será la Iglesia de Saint Médard, cuando acaba la rue Mouffetard, y después de catar algunos quesos podemos cruzar las verjas para entrar en la iglesia de Saint Médard. En 1140 tal y como hemos dicho antes, una capilla fue fundada para albergar parte de los restos del santo. Recientemente se ha encontrado que hay tumbas merovingias eso significaría que tal vez tenga un origen aún más antiguo. La nave y la fachada del edifico se remontan al siglo XV. La nave no tiene crucero, sino que se ensancha para formar el coro en el final. El coro y las capillas adyacentes fueron construidas entre 1560 y 1586.
Un secretillo: en la primera capilla del coro, a la izquierda destaca el "Paseo de San José con el niño Jesús" una pintura de 1636 atribuida a Zurbarán. En diciembre de 1561 fue saqueada por los protestantes de la zona, a éste episodio se lo conoce como el Tumulto de Saint Médard. En el siglo XVII fue el centro del jansenismo en la ciudad. En su camposanto (y que ahora está ocupado por la plaza) los parisinos acudían en masa a venerar la tumba de un joven sacerdote, a cuyo espíritu se le atribuían facultades curativas. Era el año 1720, la gente que se reunía en el cementerio solían tomar parte en orgías de convulsiones, histeria y automortificaciones con la esperanza de alcanzar curas milagrosas o visiones. Estas reuniones de "convulsionnaires" debido al revuelo que causaban en la ciudad y en la Santa Sede, fueron interrumpidas por una orden real doce años después mediante un edicto que decía "por mandato del Rey (Luís XV), y en nombre de Dios, quedan prohibidos los milagros en este lugar." Durante la Revolución la iglesia fue cerrada durante unos meses, luego se reabrió convertida en el Templo del Trabajo.
De aquí y si no estamos muy cansados podemos acercarnos a través de la Rue Claude Bernard al conjunto monástico de Val-de-Grâce, fundado por Ana de Austria, esposa del rey Luis XIII. Es el más impresionante de la arquitectura religiosa del siglo XVII y uno de los mejor conservados gracias a que tras la Revolución se convirtió en Hospital Militar. En 1622, Ana de Austria, instaló aquí un convento benedictino para usarlo como retiro, al que más tarde le añadió una iglesia como agradecimiento, pues la reina prometió "elevar a Dios un templo magnífico si éste le daba un hijo" la pobre había tenido varios abortos y estaba en entredicho el que pudiera dar un heredero. Veintitrés años más tarde nació el futuro Luís XIV (conocido como Louis le Dieudonné), si Dios tardó en cumplir lo pedido la reina no se quedó atrás, pues no pudo cumplir su promesa hasta 1643, cuando se convirtió en regente. El 1 de abril de 1645, el delfín, que contaba con siete años de edad, colocó la primera piedra. Los planos originales fueron de Mansard, pero las obras las continuó Jacques Lemercier, Pierre Le Miet y Gabriel le Duc, acabando las obras en 1669. La bóveda construida por Le Duc, a semejanza de la de San Pedro de Roma, mide 19 metros de diámetro y 41 de altura, y recuerda a la de la Sorbona. Pese a adaptarse a su triple función de iglesia parroquial (la nave), iglesia real (la Capilla de Santa Ana) e iglesia de la Abadía (la Capilla de San Luís). La arquitectura se inspira en la iglesia del Gesú de Roma. El baldaquín es una réplica del realizado por Bernini para la Iglesia de San Pedro de Roma, y la decoración de la cúpula está influida por el fresco de Lanfranco de la Iglesia de Santa Andrea del Valle (de Roma). En este link podréis disfrutarla con todo detalle, no se puede hacer mejor.
Saliendo de Val-de-Grâce hacia la derecha y subiendo por la rue Berthollet y una vez cruzado el Boulevard de Port Royal, encontraremos en el número 123 las ruinas de la antigua Abadía de Port Royal de París, que desde 1626 formó parte de la maternidad Baudelocque, donde en 1802 se fundó la escuela de comadronas. El claustro y la iglesia recuerdan que allí vivieron los "solitarios de Port Royal" decididos a apartarse del mundo para dedicarse únicamente a trabajar para su salvación; la antigua iglesia abacial (a la que solo se puede acceder en domingo) fue edificada en 1646, y consta de una sola nave y una bovedilla, con capillas laterales. El conjunto está impregnado por el rigor predicado por los jansenistas para quienes "cuanto más se quita a los sentidos, más se da al espíritu". Ahora de aquella abadía religiosa sólo nos queda la capilla y el claustro, ya que el rey decidió acabar con los jansenistas de un plumazo. Se encuentra dentro del recinto hospitalario Cochin y Port Royal, junto con la Maternidad Baudelocque que aún sigue trayendo parisinos al mundo.
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