El Chiado no es sólo la rua do Carmo, o la Rua Garret, aún hay más, mucho más, es por eso que el que llega al Largo da Trindade no deja de sorprenderse al contemplar un edificio pombalino cuya fachada está toda cubierta de azulejos policromos que representan a los personajes inspirados en la mitología masónica. Se trata del antiguo convento de la Santíssima Trindade, una orden fundada a finales del siglo XII y cuya primera sede estuvo en Lisboa en 1218. Posteriormente y gracias a la protección de la reina Santa Isabel, la orden se estableció aquí en 1325, fecha de su inauguración . Estaba considerada como la más grande de la ciudad, en 1708 sufrió un pavoroso incendio, se reconstruyó el edificio, pero de nuevo en 1755 tras el terremoto, tuvo que ser restaurado de nuevo,pues quedó afectado. Tardaron once años en hacerlo, y 13 días después de ser inaugurado en 1766, un nuevo incendio aparece en escena, y del que sólo se salvó la iglesia, el refectorio y la biblioteca. En 1834 se cerró el convento pues se extinguen las Órdenes Religiosas de Portugal y el edificio se puso a la venta. Un masón adinerado y reconocido de la ciudad, un tal Garcia Moreira, de origen gallego, compró el edificio y realizó importantes obras. La más notable fue el revestimiento de la fachada realizada en 1863 por el pintor Luís Ferreira (conocido como Ferreira das Tabuletas). Que se inspiró en temas masónicos, por deseo del propietario, y que se repiten en el interior de la cervecería.
La fachada es una apología de la Tierra, del Agua, del Comercio, de la Industria, de la Ciencia y de la Agricultura. La presencia de cabezas de leones se debe a que eran el símbolo heráldico de Garcia Moreira, y representan el tercer grado de maestro, de esta manera revelaba su verdadera posición en la jerarquía masónica. Además coincide con el símbolo de la Orden de la Trinidad, sus primeros moradores. En lo alto de la fachada está la Estrella Flamígera, y dentro de ella el Delta con el Ojo del Supremo Arquitecto. En los falsos nichos se observan otros símbolos masones como las representaciones alegóricas del Delta Resplandeciente con el Ojo del Supremo Arquitecto inscrito en un sol radiante. En otro panel tenemos a las diosa Concordia con una varita en la mano, entregando una rama de olivo a una paloma, símbolo de la concordia (la Fraternidad universal). También está la columna de la Fuerza o Bohaz, presente en el templo de Salomón y apostada por el simbolismo masón, y que sujeta una mujer sentada con una cabeza de león a sus pies saliendo de las nubes, es una alegoría del propio Garcia Moreira.
En 1834, se instaló la Fabrica de Cerveja da Trindade, en el antiguo refectorio de los monjes y en una parte del claustro. En 1836 se creó, en la rua Nova da Trindade, la Cervejaria Trindade que llegó a ser la cervecería oficial de la Casa Real. Se convirtió en una de las referencias de la vida bohemia de Lisboa y en la cervecería más antigua del país. En 1934, las empresas fundadoras de la Central de Cerveja adquirieron la fábrica y la cervecería, cuyo patrimonio fue absorbido por estas empresas en 1935.
Desde la cervecería podemos acercarnos a la Igreja de San Roque, situada en el Largo Trindade Coelho, está abierta de lunes a sábado de 10 a 18 h, Lo primero que nos impactará es su fachada en estilo Manuelino, tan blanca y sencilla, que da paso a un interior barroco con un techo en trompe d’oeil con el que alucinarás. Pero como siempre hacemos empecemos por su historia. A principios del siglo XVI, en este lugar, junto a la antigua muralla de la Fernandina, había un cementerio donde fueron enterradas las víctimas de la peste. Los milagros de San Roque eran conocidos contra esta enfermedad, así en 1506 el rey Manuel I pidió a Venecia,una reliquia de este santo, con el fin de proteger a la población lisboeta. Para albergar la reliquia y así poder venerarla tranquilamente se construyó una capilla al lado del cementerio, sufragada eso sí, por la misma gente del pueblo. En 1540, los jesuitas llegaron a Portugal invitados por el rey Juan III, así comenzará su actividad misionera en el país, después de haber elegido el espacio de la antigua capilla de San Roque para construir su primera iglesia. Ésta sería la sede de la Orden en Portugal; en la nueva iglesia se reservó una capilla lateral para dedicarla al culto a San Roque, que fue confiada a la Hermandad de esta invocación.
La iglesia fue construida en la segunda mitad del siglo XVI, y su arquitecto fue Alfonso Alvares, el mismísimo maestro de obras del rey Juan III. Pero quien terminó la construcción fue el arquitecto Filippo Terzi, que la cubrió y realizó la fachada manierista. De forma rectangular, tiene una sola nave y ocho capillas laterales, este modelo sería conocido tradicionalmente como “iglesia-salón”. En la parte superior de las paredes laterales, entre medio de grandes ventanales tenemos un conjunto de pinturas, que representan episodios de la vida de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, son obra de “el Cabrinha” o sea Domingos da Cunha. Es de gran sencillez arquitectónica, construido en armonía con las recomendaciones del Concilio de Trento, y que es representativo del proceso de renovación de la fe católica del momento. En 1768, nueve años después de que los jesuitas portugueses fueran expulsados, la iglesia y la Casa Profesa de San Roque fueron donados mediante cédula real por el rey José I, a la Santa Casa da Misericordia de Lisboa, incluyendo todos sus bienes.
En esta iglesia se encuentran enterrados algunos jesuitas iluminados que propagaron los mitos milenaristas del Advenimiento del Quinto Imperio, como es el caso del padre Antonio Vieira que predicó aquí mismo su famoso Sermón de las 40 horas, donde revelaba parte de sus teorías.
En los siglos XVI y XVII aparecieron numerosos profetas populares, a los que llamaban bandarras, dotados del don de la profecía sobre el pasado, presente y futuro. Uno de estos bandarras era Simao Gomes, está enterrado en la iglesia, delante del altar de la Virgen. Durante el reinado de D.Sebastián, era miembro del consejo de Estado, profirió profecías que, al cumplirse, fueron de gran utilidad política. Murió en octubre de 1576 en olor de santidad.
Al lado de la iglesia está el Museo de San Roque, que fue uno de los primeros museos de arte que se crearon en Portugal. Inaugurado el 11 de enero de 1905 con el nombre de Museu do Tesouro da Capela de Sao Joao Baptista, en homenaje a una importante colección de arte italiano que fue el motio para que se creara el museo.
Al lado del museo se encuentra la Santa Casa de la Misericordia, la reina Leonor, viuda del rey Juan II, decide instituir una Invocación a la Hermandad de Nuestra Señora de la Merced, en la Catedral de Lisboa para acoger a todos aquellos que venían en busca de trabajo, muchas veces era una búsqueda infructuosa y las condiciones para sobrevivir eran penosas. Estamos en los tiempos en que los navegantes portugueses habían llegado a las Indias, el desarrollo de la expansión marítima, el puerto y la actividad comercial hizo que la afluencia de personas del resto del país se reunieran en la capital. Pero también aparecieron los prostíbulos, la promiscuidad y las enfermedades, así como los mendigos y los expósitos. Si a eso se le añadía los naufragios y las batallas, las viudas y huérfanos iban aumentando considerablemente. Además la situación de los presos en las cárceles del reino era angustiosa.
El compromiso original de la Misericordia de Lisboa fue aprobado por el rey Manuel I, y confirmado por el Papa Alejandro VI. La hermandad inicialmente estaba formada por un centenar de hermanos que trabajaban con los pobres, los presos y los enfermos. Socorrían facilitando posada, ropa, alimentos, medicinas o remedios a todo aquel que había caído en desgracia. Celebraban misas y procesiones para recaudar fondos, acompañaban a los condenados a muerte y se encargaban de sus entierros. El rápido crecimiento del prestigio de esta orden, conllevó un mayor número de responsabilidades, incluyendo el apoyo a los huérfanos y la administración del Hospital Real de Todos los Santos.
Los años iban pasando y las responsabilidades iban creciendo, al mismo ritmo que las dificultades financieras, la principal preocupación de la hermandad consistió en atender a los niños abandonados o expósitos, el Consejo de Lisboa, era el encargado de sufragar los gastos pero pagaba tarde, así que se instituyó la “Meza de Engeitados” o “Santos Inocentes”, la manera que encontraron para apoyar a los niños de la Misericordia. Consistía en que durante las guerras de independencia, desde 1640 a 1668, se entregaron privilegios a las llamadas “familias de amor”, familias que acogían a los niños y así los maridos estaban exentos de ir a la milicia. Los llamados “presos de la Misericordia”, es decir los que contaban con la ayuda de la entidad, se beneficiaban de una mayor velocidad en el orden de sus solicitudes y eran enviados al exilio sin ir encadenados, aunque tampoco tenían derecho de licencia sin fianza.
Durante el siglo XVIII, la mortalidad infantil aumentaba, y el dinero seguía disminuyendo, durante el gobierno del marqués de Pombal se llevó a cabo una reforma y una nueva regulación con la intervención del estado, se otorgaron nuevas subvenciones y se les concedió la Iglesia de San Roque y la Casa Profesa de San Roque, de la que ya hemos hablado al inicio del post. Pero las dificultades financieras continuaban, así que solicitaron a la reina María I que se les concediera permiso para instituir una lotería anual. Desde entonces y como se puede ver en su página web se encargan de las loterías. Para celebrar los dos siglos haciéndose cargo de las loterías se erigió una estatua de bronce en medio de la plaza, se trata de un típico vendedor de lotería más conocido como "Cauteleiro" pues vendía las cautelas, los billetes de lotería.
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