Antes de fijarnos en Santa Croce, debemos pararnos un poco en la gran plaza que la enmarca. Ya desde el siglo XIV en esta plaza se celebraban torneos y fiestas. Incluso se transformaba en un campo de fútbol, pues es precisamente en ella donde se jugaba y aún se juega al “calcio” histórico. Los jugadores van vestidos como los jugadores del siglo XVI a excepción de las zapatillas de deporte. El calcio histórico es un juego violento, pues se necesita fuerza y habilidad. Los jóvenes de buena familia no se hacían de rogar; pues les gustaba lucirse delante de las numerosas muchachas que acudían al evento. Además de que era una ocasión única para saldar cuentas sin tener que pasar la noche al fresco, ya que se pegaban unas buenas somantas camufladas entre las acciones del juego.
Había cuatro equipos, uno por cada barrio: los blancos son de Santo Spirito, los verdes de San Giovanni, los rojos de Santa María Novella y los azules de Santa Croce, es decir el equipo local. El partido más famoso se jugó el 17 de febrero de 1530 entre los blancos y los verdes. El ejército del emperador Carlos V se encontraba acampado en las afueras de la ciudad, pero así y todo los florentinos decidieron que el partido debía jugarse, así demostrarían que el asedio de la ciudad al que se encontraban sometidos no les importaba lo más mínimo, es más para demostrar aún más desprecio hicieron subir a unos músicos al tejado de Santa Croce. Se ve que algunas balas de cañón volaron por encima, pero los florentinos siguieron con el partido. En el siglo XVIII la tradición quedó olvidada, y no se desenterró hasta el 1930. Desde ese año es una cita fija en el calendario florentino, el 24 de junio, aunque es bastante difícil encontrar entradas para poder disfrutarlo. El partido tiene una duración de una hora. Cada equipo tiene 27 jugadores que se sitúan en el campo, que se encuentra dividido justo por la mitad, mediante una línea blanca, el campo está cubierto de arena y es rectangular, en los lados cortos hay una portería en la que el equipo contrario debe hacer entrar el balón marcando la llamada Caccia, es decir un gol. Cada gol iba acompañado por los disparos de artillería de la culebrina que tenía el cañón largo y delgado. El juego es una mezcla de lucha, fútbol y rugby. Como se puede ver en la foto una mezcla bastante fuerte, con empujones, agarrones, manotazos, patadas… vamos una pelea continua. Y todo para que el equipo vencedor recibiera un ternero. El desfile anterior al partido es espectacular, con más de quinientas personas vestidas con trajes de época y armaduras que van desfilando por las calles al ritmo de trombas y tambores... todo bajo la atenta mirada de la estatua de Dante Alighieri que observa impasible el paso del tiempo y de la gente.
Había cuatro equipos, uno por cada barrio: los blancos son de Santo Spirito, los verdes de San Giovanni, los rojos de Santa María Novella y los azules de Santa Croce, es decir el equipo local. El partido más famoso se jugó el 17 de febrero de 1530 entre los blancos y los verdes. El ejército del emperador Carlos V se encontraba acampado en las afueras de la ciudad, pero así y todo los florentinos decidieron que el partido debía jugarse, así demostrarían que el asedio de la ciudad al que se encontraban sometidos no les importaba lo más mínimo, es más para demostrar aún más desprecio hicieron subir a unos músicos al tejado de Santa Croce. Se ve que algunas balas de cañón volaron por encima, pero los florentinos siguieron con el partido. En el siglo XVIII la tradición quedó olvidada, y no se desenterró hasta el 1930. Desde ese año es una cita fija en el calendario florentino, el 24 de junio, aunque es bastante difícil encontrar entradas para poder disfrutarlo. El partido tiene una duración de una hora. Cada equipo tiene 27 jugadores que se sitúan en el campo, que se encuentra dividido justo por la mitad, mediante una línea blanca, el campo está cubierto de arena y es rectangular, en los lados cortos hay una portería en la que el equipo contrario debe hacer entrar el balón marcando la llamada Caccia, es decir un gol. Cada gol iba acompañado por los disparos de artillería de la culebrina que tenía el cañón largo y delgado. El juego es una mezcla de lucha, fútbol y rugby. Como se puede ver en la foto una mezcla bastante fuerte, con empujones, agarrones, manotazos, patadas… vamos una pelea continua. Y todo para que el equipo vencedor recibiera un ternero. El desfile anterior al partido es espectacular, con más de quinientas personas vestidas con trajes de época y armaduras que van desfilando por las calles al ritmo de trombas y tambores... todo bajo la atenta mirada de la estatua de Dante Alighieri que observa impasible el paso del tiempo y de la gente.
Originalmente las paredes estaban decoradas con frescos que narraban historias de las vidas de santos; y los franciscanos las contaban durante sus predicaciones y las recitaban en los autos sacramentales, era una especie de teatro religioso que tenía como escenario la plaza. Muchos frescos se han perdido, se han conservado solo algunos en la cabecera, detrás del altar mayor y en las capillas de las ricas familias florentinas del siglo XIV, que como siempre rivalizaban en el retratar a sus santos preferidos.
Pero Santa Croce no es sólo una iglesia para el culto, sino que podríamos decir que puede considerarse como un panteón para los hombres ilustres. Hombres como Miguel Ángel Buonarroti, Alfieri, Maquiavelo, Gioachino Rossini, Leonardo Bruni, Lorenzo Ghiberti,, Ugo Foscolo o Galileo Galilei. Dante también está presente, más bien en alma porque su cuerpo o cenizas siguen en Ravenna. El motivo de que haya tanto genio aquí enterrado es que durante un breve periodo de tiempo de 1865 a 1871 la capital provisional del reino de Italia (acabado de nacer) fue la ciudad de Florencia. Los turistas suelen empezar la visita por la tumba del gran Miguel Ángel e ir siguiendo.
Pero tal vez es mejor hacerlo por la izquierda, por la tumba de Galileo Galilei, ojo con la fecha de nacimiento que pone, no es cierta, ya que su fiel amigo y servidor Vincenzio Viviani la retocó para que coincidiese con la muerte de Miguel Ángel. Para dar a entender que en Florencia cuando moría un genio, nacía otro el mismo año. La verdad es que Galileo nació exactamente un año después de la clausura del Concilio de Trento (1563). Justo el concilio en el que la censura puso como objetivo principal bloquear toda circulación de nuevas ideas por modestas que éstas fuesen. Setenta años después un sabio de Florencia conocido y reconocido universalmente comparece delante del tribunal de la Santa Inquisición, en Roma. Sus descubrimientos han tirado por tierra todas las antiguas creencias en materia de astronomía. Por aquel tiempo usar un objeto como el telescopio para penetrar la majestad de las esferas celestiales era un atrevimiento muy caro, querer observar la forma del cielo creado por el Altísimo era un acto presuntuoso, casi sacrílego. Es decir que mirar la creación divina y explicar las novedades que había descubierto al mundo le salió caro. Descubrir que los planetas no son solo puntos luminosos, sino esferas como la Tierra; que Venus tiene fases como las tiene la Luna; que el Sol presenta manchas y que Júpiter está rodeado de satélites estaba mal visto. Pero tal vez lo que más mosqueó a la iglesia fue que suscribiese y apoyase la teoría de Copérnico, según la cual la Tierra no está inmóvil sino que da vueltas alrededor del sol, y eso amigos, era una idea muy peligrosa pues contradecía de lleno a las Sagradas Escrituras. A Giordano Bruno lo habían quemado vivo treinta y tres años antes por decir lo mismo.
Tumba de Galileo Galilei |
Tumba de Rossini |
En la tumba de Maquiavelo una inscripción en latín nos da idea de la magnitud del personaje: "Tanto nomini nullum par elogium" (para un nombre tan grande no hay elogio apropiado). Niccolo Machiavelli era de familia noble, diplomático y canciller de la república florentina, es el escritor más importante de principios del siglo XVI. La tumba se hizo en 1787, doscientos años después de su muerte. A su lado tiene el cenotafio de Dante con quien seguro no congenió en vida, pues no podían ser más opuestos el uno del otro.
Después de recorrer las diferentes tumbas lo que debemos hacer es entrar en las capillas Peruzzi y Bardi, pero primero hay que verlas desde lejos, y quedarse embobados con ellas, pues llaman mucho más la atención desde lejos que una vez estas en ellas.
La Capilla Peruzzi tiene una rareza pintada en ella, y es que los dos santos que hay pintados como protagonistas son San Juan Bautista y San Juan Evangelista. La verdad es que pocas veces se representan juntos o incluso ni se representan. El Bautista era un santo más bien peludo y frenético que solía ir chillando por el desierto, se alimentaba de saltamontes y se dedicaba a bautizar en el río. El Evangelista era amigo personal de Jesús y le escribió una biografía tan genial y profunda que se reedita continuamente. La explicación es que San Juan Evangelista era el patrón de Giovanni Peruzzi, el multimillonario que encargó las pinturas a Giotto, y el Bautista es el santo patrón de Florencia. Era un acto de vasallaje a la orden más importante de la ciudad, los franciscanos y a la ciudad de Florencia.
Otra capilla interesante es la Capilla Bardi, también esta llena de frescos de Giotto, es la primera a la derecha de la Capilla Mayor. Sé que muchos os preguntaréis porque en algunos casos pongo enlaces de Wikipedia en otro idioma, diferente al que suelo escribir, la razón es que siempre busco el enlace que sea más interesante y que nos pueda facilitar más detalle. Es por eso que en algunos casos estará en francés, inglés, italiano... siempre hay la opción de traducirlo cuando lo consultéis. Aclarado esto sigamos por otra capilla que creo bastante interesante. No nos pararemos en las 16 capillas que tiene Santa Croce, sino que ahora hablaremos de una que me gusta especialmente por su sencillez arquitectónica y que se encuentra en uno de los dos claustros que tiene el complejo de Santa Croce. Se trata de la La Capilla Pazzi.
Esta pequeña capilla funeraria situada en el claustro de la iglesia franciscana de la Santa Croce en Florencia fue Construida entre 1441 y 1443 por el arquitecto Filippo Brunelleschi. por encargo de Andrea de Pazzi, perteneciente a la influyente familia de banqueros florentinos eternos rivales de los Médicis, y contra cada cierto tiempo intentaban conspirar. De pequeñas dimensiones su decoración queda reducida a elementos florales en los casetones de las bóvedas, la repetición del Agnus Dei o cordero de Dios en el entablamiento y, principalmente, en medallones de cerámica con figuras blancas sobre fondo azul, son obra de Lucca della Robbia. En cuanto a la arquitectura Por un lado podemos ver como Brunelleschi recurre a una planta sencilla y clara donde aúna dos formas geométricas, el cuadrado para la planta y el círculo para las bóvedas. Según la mentalidad neoplatónica humanística que imperaba en ese momento, el cuadrado simbolizaba al ser humano mientras el círculo representaría a Dios. Así la unión perfecta de ambas formas geométricas simbolizarían la fusión del Hombre y Dios (lo podemos ver plasmado en el hombre de Vitrubio de Da Vinci. Está considerada como La última obra de Brunelleschi, y la proyectó según las proporciones áureas. Es decir el crecimiento de los volúmenes sigue la secuencia de Fibonacci (sucesión infinita de números naturales: 0,1,1,2,3,5,8,13,…) la fórmula es la que sigue 0+1=1+1=2+1=3+2=5+3=8+5=13….. Y así hasta el infinito. ¿Y por qué es tan especial la sucesión de Fibonacci? pues porque la Naturaleza utiliza esta propiedad para construir sucesiones de longitudes que convergen a la Proporción Áurea, como son las distancias entre ramas sucesivas de un árbol, o las hojas sucesivas en una rama, o las dimensiones de nuestro propio cuerpo… ya se sabe no hay nadie más sabio que la madre naturaleza! si queréis saber un poco más sobre esta capilla en este link.
Aquí os dejo un magnífico vídeo para que tengáis un poquito de ganas para visitarla es de Pietro Pecco, tiene un canal en Youtube interesante.
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