Ese día por la mañana el general duda si ir a la asamblea de los senadores o quedarse en casa tras las advertencias de su esposa.
Al final decide ir a la Curia para participar en la reunión tal y como estaba previsto. Sus esclavos lo llevan en su litera por las calles de Roma como siempre suelen hacer, hasta que en un momento dado un hombre los para, tiene un mensaje muy importante para el César.
Se trata de Artemidoro de Cnido un filósofo griego que conoce el complot y pretende avisar a César, así que intenta atravesar la multitud que rodea al cónsul para entregarle una nota avisándolo de lo que sucederá, pero César no tiene tiempo de prestarle atención y no lee la nota, se la guarda en el bolsillo.
