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domingo, 18 de octubre de 2015

Roma: cuando las estatuas hablaban por los ciudadanos


Las estatuas parlantes de Roma se encuentran dispersas por diferentes lugares de la capital, a estas estatuas se les da el nombre de Pasquino, pero ¿cómo comenzó todo? y ¿quién era el tal Pasquino?

Captura de pantalla 2015-08-21 a las 19.20.52.pngSegún se dice el tal Pasquino era un personaje conocido por sus versos satíricos, se cree que podía ser un barbero, otros que se trataba de un maestro de gramática latina, que solía ejercer en la misma plaza. Un día sus alumnos fijándose en la estatua que había en la plaza, se dieron cuenta de los mucho que se parecían, y decidieron a modo de chanza empezar a dejarles notas colgadas del cuello. Otra versión apunta a que el gladiador romano Pasquino era uno de los ídolos de Roma, muchos de sus rivales cayeron bajo sus estocadas de puñal, pero su gloria era efímera pues en uno de esos combates acabó muerto. Ocurrió que a la muerte de Pasquino, el gobierno decidió erigir una estatua en su homenaje, y en su pedestal se solían colocar escritos satíricos, con el paso del tiempo, su nombre acabó siendo el sinónimo de las sátiras al poder establecido y de los escritos contestatarios. Cuando apareció la prensa contemporánea, la palabra italiana “pasquino” llegó hasta el idioma español como pasquín, y pasó a designar a los diarios sensacionalistas y por ende calumniosos...
Sea quien fuere Pasquino, la verdad es que resulta ser una estatua de la época helenística, en realidad sólo queda un doble fragmento de dos cuerpos, uno de ellos representa con toda probabilidad a un guerrero griego. La estatua se encontró en 1501 como resultado de unas excavaciones y que ornamentase el Estadio de Domiciano, estadio sobre el cual se encuentra la Piazza Navona, dicho estadio podemos visitarlo gracias a que después de haber sido restaurado se ha abierto al público, para saber más en éste enlace.
Tras su descubrimiento se trasladó a su ubicación actual, la Piazza di Pasquino, anteriormente llamada Piazza di Parione (que daba nombre también al distrito). La plaza estaba llena de libreros, escritores y artistas y se encuentra al lado de la Piazza Navona, junto al Museo de Roma, en la esquina del Palazzo Braschi.

Este palacio fue construido a finales del ‘700 por el arquitecto Cosimo Morelli para el sobrino del papa Pío VI, Luigi Braschi Onesti. El palacio se construyó gracias a la riqueza acumulada a través del politiqueo y de la concesión de privilegios a la familia del Papa por el mismo Papa. El edificio se construyó en el lugar donde se encontraba el palacio renacentista de Francesco Orsini, que en el ‘500 había acogido a al cardenal Oliviero Carafa. Fue pasando por las manos de varias familias hasta que en 1790 acabó en manos de Braschi. El edificio antiguo acabó demolido para construir uno nuevo, estaban trabajando en él cuando en 1798 hubieron que parar las obras por la ocupación francesa, que se reanudaría en 1802. En 1804 ya se había construido la escalera monumental y la capilla, ambas obras de Valadier, y que se encuentran en el primer piso. Catorce años más tarde, el duque de Braschi murió y como la familia no andaba muy bien de dinero el palacio quedó inacabado. No sería hasta 1871 cuando los herederos decidieron quitárselo de encima, vendiéndolo al Estado Italiano, que lo utilizó como sede del Ministerio del Interior.

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Hasta que un buen día de 1943 apareció en escena la conocida “Guardia del Pallazzo Braschi”. Esta banda se formó en Roma a mediados de septiembre de ese mismo año, se hacían llamar “Ejército de la Guardia Palazzo Braschi”. Al frente se encontraba un tal Giono Bardi y su segundo, Pollastrini, ex policía, que se dedicaba a incautar activos, detener arbitrariamente, torturar prisioneros, confiscaron bienes y propiedades, a eso se le unía los allanamientos de domicilios particulares, comercios y almacenes. Campaban a sus anchas hasta que el general alemán Rainer Stahel, a través del jefe de policía a que cesasen sus actividades, exigiéndoles que entregaran a los detenidos que tenían en los sótanos y diesen cuenta de los actos ilegales que habían cometido, esa primera orden se dio el 25 de octubre. La siguiente advertencia se les dio el 2 de Noviembre, pero la pandilla no hizo caso, al final la noche del 26 de noviembre la Policía Romana, junto con los agentes de Seguridad Pública y la PAI, la Policía de África Italiana, asaltaron el palacio Braschi deteniendo y desarmando a Gino Bardi y sus hombres. Durante el registro del edificio encontraron numerosas armas, telas, todo tipo de ropa y objetos de lujo. En los patios del palacio estaban aparcados los coches, motos y bicicletas confiscados, en el sótano, en unas improvisadas celdas se encontraron a 24 prisioneros con evidentes signos de tortura. Poco tiempo después toda la banda fue puesta en libertad, con la condición de que no volviesen a las andadas. Dos años después de acabar la guerra Gino Bardi y William Pollastrini acabaron enjuiciados y condenados a más de 20 años de prisión, además de que tuvieron que indemnizar a sus víctimas.
Después de la guerra, el palacio se convirtió en el refugio para unas 300 familias de desplazados por la contienda. El palacio sufrió algunos daños y más tarde fue objeto de vandalismo. Hasta que en 1952 se decidió instalar en él el Museo de Roma.


360px-Rome_Pasquino_01.jpeg Volviendo a nuestro amigo Pasquino, hay que reconocer que es casi un milagro que aún esté en su sitio, pues varias veces corrió el riesgo de ser destruido, especialmente durante el pontificado de Adriano VI, Sixto V y Clemente VIII, se ve que a estos pontífices no les agradaba mucho leer las quejas y mofas sobre ellos que se colgaban en el cuello de la estatua.
Uno de los epigramas más antiguos de los que se pudieron ver en la estatua se refería al Papa Urbano VI (Barberini), quien mandó fundir los bronces antiguos para construir cañones. Y decía así: “Quod non fecerunt Barbari, fecit Barberini” (es decir, lo que no hicieron los bárbaros, lo ha hecho Barberini).

En la ciudad quedan seis estatuas parlantes, la siguiente, conocida como Marforio se encontró en el Foro de Augusto, en lo que se conocía como el Foro Martis (foro de Marte), en esta estatua aparecían las réplicas de lo que aparecía escrito en el Pasquino, parecía que entre las dos estatuas hubiera un eterno diálogo. Por esta razón tanto Pasquino como Marforio acabaron siendo unas figuras cómicas de la vida popular romana. Marforio es una enorme escultura de mármol, del siglo I, y no se sabe bien si representa tal vez a Neptuno o al río Tíber. A mediados del siglo XVII, la estatua se colocó en el patio del Palazzo dei Conservatori, por deseo de Inocencio X, y ahí aún sigue. El Palazzo dei Conservatori se encuentra en la plaza del Campidoglio, frente al Palacio Nuevo, y forma parte de los Museos Capitolinos. Si queréis saber más sobre esta zona, en éste post hablamos de ello.
Ahora Marforio está tranquilamente tumbado, esperando a que los visitantes de los Museos Capitolinos le hagan la última foto, antes de abandonar las instalaciones.
No todo eran hombres en las estatuas parlantes, también encontramos entre ellas una mujer. Supongo que es la cuota femenina que tocaba en la época, como podéis ver mucha paridad no había. La estatua a descubrir es conocida como Madama Lucrecia

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Esta situada en una esquina, entre el Palazzo Venezia y la Iglesia de San Marcos, en la plaza de San Marcos. Para llegar a ella tendréis que rodear el Palacio Venecia, y cuando lleguéis a la esquina del palacio, debéis girar a vuestra derecha, al final la encontraréis. Ya os digo que si no la buscas, te pasa desapercibida con toda la monumentalidad que hay por la zona. Y no será por que sea una estatua pequeña, pues se trata de un busto de unos 3 metros, de época romana. Al igual que las otras estatuas, es difícil saber que personaje representa, la hipótesis más creída parece que se trata de las diosa Isis, o tal vez una de sus sacerdotisas, ya que el nudo del vestido es una característica propia del culto a esta diosa. El busto fue donado por Lucrezia d’Alagno, la amante de Alfonso II de Nápoles, la cual tras la muerte de su amante se retiró a vivir a Roma, su vivienda estaba situada en el solar que ocupa actualmente la estatua.   
Hay muchos cuentos y anécdotas vinculados a esta estatua parlante, como que durante la República de 1799, el pueblo romano lanzó su torso y éste cayó de boca, al día siguiente sobre sus hombros apareció en letras grandes “No podré ver nunca más”

Otra estatua se trata del Abad Luigi, en la Piazza Vidoni desde 1924, justo sobre el muro lateral de la Basílica de San Andrés, en su lugar original. Pero resulta que ha estado en otros emplazamientos. Fue descubierto cerca de las Ruinas de Pompeyo. Es una escultura de época tardo romana que representa posiblemente a un alto magistrado, el nombre del Abate Luigi, le vino asignado por la fantasía popular que encontraba cierto parecido con el sacristán de la cercana Iglesia del Sudario. Esta pobre estatua ha sido descabezada varias veces, no se sabe el motivo pero siempre había algún personaje que se llevaba la cabeza. En el siglo XIX la decapitaron por primera vez, y viendo como iba el tema se decidió hacer un molde de la copia que se encontraba en el Museo di Roma in Trastevere” en los años 70, así que el listo que robó la cabeza se llevó una reproducción, pues sólo el cuerpo es el original. Para poder decapitar la estatua los ladrones o vándalos tuvieron que pasar por encima de una valla de más de dos metros de alto, de hecho, la estatua estaba acordonada porque en ese momento se estaba realizando la limpieza de la fachada de la iglesia de Sant’Andrea della Valle y el convento de los Padres Teatinos. Y no se les ocurrió mejor opción que subirse a un jarrón que dejaron a los pies de la estatua para llegar hasta la cabeza del pobre Luigi.
La penúltima estatua parlante se trataría de Il Facchino, no es una escultura antigua, sino que forma parte de una fuente del siglo XVI y que representa a un porteador de agua. Está escondido en la pequeña Vía Lata, junto a la Via del Corso, es difícil de verla por que resulta que está a ran de suelo, no está a media altura, más bien tienes que agachar la vista para verla. Su rostro está muy deteriorado, y se encuentra vestido con el traje típico de la corporación de los porteadores. Esta estatua se encontraba originalmente en la fachada principal del Palacio De Carolis, en la Vía del Corso, pero en 1874 se trasladó a su ubicación actual, justo a la vuelta de la esquina.

"Roma-fontana del babuino". Licensed under CC BY 2.0 via Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Roma-fontana_del_babuino.jpg#/media/File:Roma-fontana_del_babuino.jpg
Y ahora sí, la última estatua parlante se trata de Il Babuino, dicha estatua representa a un personaje de la mitología romana, mitad hombre y mitad cabra. En 1581, un rico comerciante decidió construir una fuente pública en la antigua Vía Paolina, y decorarla con una estatua. El hombre donó la estatua y la fuente a la ciudad a cambio de que le autorizasen a tener agua libre para su casa. El pueblo, tan risueño como siempre bautizó la estatua como "babuino" porque lo consideraban feo y deforme, lo comparaban con un mono, y de esa comparación acabó llamándose la calle Vía del Babuino. Después de haber sido trasladado a diferentes lugares de la ciudad, la estatua se colocó de nuevo en su lugar original. En este caso los pasquines no se colgaban en la estatua en sí, sino que se pintaban o pegaban directamente en la pared que tiene detrás, estas expresiones eran conocidas como "babuinates" en lugar de pasquinates. El ayuntamiento de Roma, harto de tanto grafitti decidió repintar la pared con una pintura especial que evita que se puedan seguir haciendo "babuinadas".

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