Mientras Wren se dedicaba a trabajar, al rey le buscaban esposa, rozaba la cuarentena y aún seguía soltero, y no era por falta de pretendientas, sino más bien porque tendría que dejar de hacer durante un tiempo lo que más le gustaba, visitar a sus numerosas amantes. Al final se casó con Catalina de Braganza, princesa portuguesa, que era católica, al igual que Jacobo el Duque de York y hermano del rey.
Y ya la tenemos liada, pues los anticatólicos no podían soportar que los posibles herederos del rey, ya fuera su esposa o su hermano, instaurasen de nuevo el catolicismo en Inglaterra. Tal es así que preferían que sucediese al rey el hijo ilegítimo que tenía. Su nombre era James Scott, duque de Mommouth, era el primer fruto de sus amores con Lucy Walter en 1649, y era un devoto anglicano.
La presión del Parlamento obligó al rey a negar la legitimidad del joven Scott, que aunque fuera protestante era bastardo, y esta palabrita es aún hoy, el mayor insulto que le puedes decir a un británico.
Como muestra de buena voluntad para con los anglicanos, hace que su hermano el duque de York se vaya de bolos por las cortes europeas para no tenerlo cerca, además ofrece una serie de limitaciones que atarían el poder de Jacobo si este llegara a reinar. Pese a todas estas concesiones, el parlamento se enfrenta cada vez más al rey y éste ni corto ni perezoso decide cortar por lo sano y disuelve definitivamente la tradicional institución.
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Podemos decir que el reinado de Carlos II fue bastante tranquilo, hubo algunos episodios trágicos, pero el rey podía morir tranquilo. Y lo hizo el 6 de febrero de 1685, de muerte natural, probablemente lo hizo feliz, pues había conseguido un trono que no se esperaba, obtenido el amor de sus súbditos, y sobre todo súbditas, y disfrutado de la vida tal y como siempre quiso. El mismo Londres que lo había recibido con alborozo, lo despidió con llorosa y sincera consternación en Whitehall.
Ya se sabe, a rey muerto, rey puesto. Y en esta ocasión le tocó el turno a Jacobo, el duque de York y hermano del finado. La pega es que era católico.
El heredero era un personaje bastante particular, tan conciliador como su hermano y igualmente disoluto. En el momento de acceder al trono, contaba con 52 años de edad, en su juventud había sido un excelente marino y un gran militar y está casado en segundas nupcias con María de Módena. En esos momentos se encuentra viviendo entre Bruselas y Luxemburgo, dispuesto a ocupar su trono, el heredero regresa a Londres y emprende una ardua negociación con los "tories" anglicanos, sector que ostenta la mayoría del Parlamento. Éstos admiran el historial militar de Jacobo en defensa de Inglaterra, gracias a su sinceridad en cuestiones religiosas deciden entonces que el mal menor es su religión, y deciden apoyar su entronización. Jacobo II será coronado el 6 de febrero de 1685, pero a los dos meses de la coronación, su sobrino bastardo James Scott, duque de Mommouth desembarca en la costa de Somerset, para reclamar sus derechos hereditarios, cuenta con una pequeña tropa y con el apoyo de los anticatólicos más radicales. El rey envía al ejército que lo derrotará, lo prenderá y lo ejecutará, hala! problema resuelto.
Al año siguiente se produce un levantamiento en Escocia, liderado por Archibald Campbell, el duque de Argyll, jefe de uno de los clanes más prestigiosos y respetados de Escocia, y cuyo padre había propiciado la coronación de Carlos II en la Abadía de Scone. Pero su linaje y ascendencia política no impidieron que tras ser derrotado, acabara de la misma manera que James Scott.
Este ramalazo que le suele dar al rey de ejecutar y represaliar a todo aquel que le haga oposición, preocupan primero y alarman después a cortesanos y parlamentarios. Al poco tiempo de estos sucesos la reina queda encinta, eso supone que el nuevo sucesor también será católico. A los anglicanos eso les preocupa, y le recuerdan la rey sus compromisos adquiridos de tolerancia y buen gobierno, a lo que Jacobo responde con otro alarde de autoritarismo. Destituye a la mayor parte de sus ministros anglicanos, y los reemplaza por católicos afectos a la reina. Poco después el arzobispo de Canterbury junto a otros cinco obispos más firman un documento público exigiendo al soberano el respeto a la preeminencia oficial de su credo. El rey, como jefe de la iglesia Anglicana, los destituye sin designarles sucesor. Al día siguiente, siete personalidades del Parlamento y la Iglesia envían una misiva al estatúder Guillermo de Orange, paladín del protestantismo europeo, y yerno de Jacobo II, pues se había casado con la princesa María, hasta entonces heredera de la corona Británica. En la misiva le ruegan que vaya para Inglaterra con un ejército y que convoque un nuevo Parlamento para decidir la legitimidad del inminente príncipe de Gales.
Al entrar en Londres, Guillermo de Orange se encuentra con que el rey ha huido a Francia, en 1689 el nuevo Parlamento declara la abdicación del rey ausente y ofrece el trono a Guillermo y María, que deberán reinar conjuntamente. El monarca holandés será coronado como Guillermo III. A pesar de todos sus intentos de dar un heredero a la corona, no lo logra. Y tras su muerte sucedida el 8 de marzo de 1702 la sucesión recaerá en su cuñada, Ana Estuardo. Ésta con una salud débil y delicada nombrará a John Churchill, duque de Malborough, Primer Ministro, cargo que ocupará durante 12 años. La buena reina Ana y su guapo príncipe consorte Jorge de Dinamarca, se dedicaron con mucho empeño a proveer un heredero que asegurara la continuidad de la dinastía. La reina tuvo 18 embarazos, de los cuales 13 resultaron fallidos. Los cinco niños que nacieron vivos fallecieron durante su infancia. La reina ya contaba con 43 años cuando murió su esposo, y viendo que no podría dar un heredero reafirmó el "Act of Settlement" o acta de Compromiso, que se había acordado en 1701 para evitar que su hermano Jacobo III y primogénito católico accediera al trono. En estas disposiciones se establecía que si se interrumpía la línea sucesoria de los Estuardo, la Corona pasaría a sus parientes alemanes de la casa de Hannover, que era la segunda rama descendiente de Jacobo I.
No dejamos aún el barrio de Mayfair, pues en su centro se encuentra la Berkeley Square, la más refinada y aristocrática plaza de la época, presenta una elegante forma alargada con los extremos redondeados. En un tiempo estuvo rodeada de lujosas residencias del siglo XVIII, los bombardeos destruyeron gran parte de ellas y sólo quedan algunas fachadas. Quizá la más interesante de ellas sea la que ocupa el Landsdowne Club, construido en 1768. En el número 20 de esta plaza durante la II Guerra Mundial, el general Eisenhower estableció su cuartel general, es por ello que durante un tiempo a esta plaza se la conocía como "Eisenhower Platz". En la plaza hay un monumento que se colocó en 2003 en memoria de
los 67 británicos fallecidos durante los ataques del 11-S en Nueva York. En sus cercanías se encuentra el templo de la Inmaculada Concepción y la casa donde nació la reina Isabel II, en el número 17 de Bruton Street, quiero recordaros que Isabel II es reina, por ser hija de rey Jorge VI, que a su vez fue rey porque el titular Eduardo VIII renunció al trono por amor a Wallis Simpson, es decir por una serie de circunstancias concretas, pues estaba bastante lejos en la linea sucesoria si todo hubiese ido según lo previsto.
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